¿MORENA sí; AMLO no?

Antonio Ceja

El Artículo 6to de la Constitución Política de nuestro país consagra el Derecho de los mexicanos para manifestar sus ideas sin ser objeto de persecución por parte del Estado mexicano. Ante la claridad de la máxima constitucional, tenemos, pues, que éste Derecho es una de las armas más importantes de los mexicanos para lograr la legitimidad cuando se toma la decisión de expresar ya sea alguna inconformidad o la celebración que genera algún logro deportivo, social o político.

Bajo al amparo de nuestra Constitución, el pasado sábado se realizó una marcha vehicular en todos los Estados del país convocada por la asociación civil FRENAA que encabeza Gilberto Lozano cuyo lema fue “AMLO vete ya” en una clara alusión a la figura presidencial de que renuncie a su cargo ante el daño que le está causando al país la serie de decisiones socio económicas que López Obrador ha implementado en los últimos 18 meses y que hoy mantienen al país en una precaria situación nunca antes vista en los últimos 30 años.

En La Paz y Los Cabos la marcha sin duda fue numerosa en participación ciudadana y fue un reflejo de la manifestación en contra de la política presidencial cuya inercia no ha sido de ningún beneficio salvo el de carácter electorero cuya utilidad en la vida del país es simplemente nula.

Por fortuna, nuestro estado goza del Estado de Derecho consagrado en la Constitución y por ello la marcha antiamlo fue un éxito. Caso contrario. Tenemos, por ejemplo, que en la capital del país la marcha fue empañada por elementos de la policía capitalina quienes se dedicaron a bloquear el evento. Finalmente, en el país no se presentaron mayores incidentes y se logró el objetivo de demandar al presidente López Obrador la mediocridad de su trabajo al frente del gobierno federal.

La fuerza del Frente Nacional Ciudadano se ha venido consolidando entre la sociedad que ve como el país se hunde en la mediocridad económica, política y social por lo que se hace necesario demandar al gobierno acciones claras, eficientes pero desde luego, coherentes para alcanzar el éxito nacional que incluya a todos los mexicanos y es que, ante la inoperancia de un bloque político opositor de peso, es la ciudadanía organizada, la opción real para que el gobierno escuche, entienda y actúe en consecuencia para enderezar el camino antes de que sea demasiado tarde.

Obviamente, este tipo de manifestaciones en contra del presidente –ojo: no contra MORENA- no caen bien dentro del círculo presidencial primero, porque el mismo presidente nunca ha aceptado ser contradicho pese a la evidencia de sus errores y omisiones y, segundo, se espera que las manifestaciones sean minimizadas por la 4t al estilo lopezobradorista, es decir, que la marcha sea calificada como un acto de provocación fifí y conservador orquestado por fuerzas oscuras que buscan perjudicar al proceso transformador elegido por millones de mexicanos, etcétera, etcétera, etcétera.

Como sea, la sociedad salió a pedir la renuncia del presidente; así inician las revoluciones y sobran motivos para pedirle a López Obrador que se vaya a La Chingada, a su rancho, para que disfrute de un retiro que le permita pasar sus días analizando el daño que le provocó al país nada más por su terquedad e ignorancia y, en su lugar, se alce una mujer o un hombre con un verdadero interés y amor por México.