Por Víctor Octavio García
¡Qué tiempos aquellos!
Desde siempre, los sudcalifornianos hemos enfrentado “chubascos” –antes así se le decía a los huracanes– y hemos salido avante en condiciones mucho más difíciles que la de ahora. Recuerdo en 1967, cuando cursaba el tercer año de primaria, un “chubasco” provocó que los arroyos se desbordaran anegando tierras de cultivo. Fue un mes de septiembre y el agua duró corriendo más de tres meses. Previo a los fines de semana –sábado y domingo– le “taloneábamos” duro tirando basura, acarreando agua, limpiando huertas, acarreando leña, cazando tuzas –donde sembraban camotes–, para ganarnos 20 centavos, un “tostón” o un peso que eran muy buenos para comprar panochas cubanas, galletas con betún y si bien nos iba un Titán o Orange (refrescos), entonces no había Sabritas ni Chamoy como hoy; juntábamos guayabas, naranjas y limas chichonas en las huertas y ¡fierro! pal arroyo, donde pasábamos todo el día hasta bien entrada noche.
La gente se las arreglaba como podía para conseguir la del “perro” (comida); las brechas quedaban intransitables. En ese año, –1967–, Fabián Ojeda, un próspero y magnánimo comerciante de Miraflores, era sub delegado de gobierno de Miraflores, cada vez que se llegaba un “chubasco” organizaba y contrataba cuadrillas de trabajadores para arreglar las brechas. Él, de su bolsa, pagaba a los trabajadores que normalmente acampaban en el monte mientras arreglaban los caminos y pasaba la contingencia; contrataba dos o tres cocineras del pueblo para que prepararan la comida en pleno monte; compraba becerros, carne seca, quesos, borregos guajos, gallinas, chivos etc., –de su propio peculio– para la comida de los trabajadores. Entonces no existía el Fonden, Plan DN III, Comités de Protección Civil ni despensas como hoy.
Se sabía, según la conseja de los viejos, cuando se acercaba un “chubasco” o un “mal tiempo” –yo nunca he estado de acuerdo con eso del “mal tiempo”– porque las cachoras, “guicos” y las hormigas se metían y tapaban sus cuevas y hormigueros; de repente aparecían “cigarrones” y pájaros azules que era una señal inequívoca de la llegada de un “mal tiempo”. Cada vez que se corría la voz de la llegada de un “chubasco” nos alegrábamos porque sabíamos que comeríamos galletas “roncadoras” (marineras), té de hojas de limón o de damiana, champurrado, gorditas de maíz amasadas con manteca de res, frijoles y queso, donde la cosa estaba más “ajustada”; frijoles sancochados, tortillas de harina y asientos de café hervidos o té.
Los rancheros encerraban todo la becerrada, vacas y chivas en ordeña; se juntaba leña –palo zorrilo, palo colorado, palo blanco, brasil, mauto, palo fierro y palo escopeta etc.–; atrincaban los corredores con mecates, remendaban techos con palma –los que tenían manera–, hacían bordos para desviar el agua de las cañadas que amenazaban sus casas y esperar el “chubasco”. Normalmente se presentaban en la noche o en la madrugada, así que no dormíamos en toda la noche, era un espectáculo escuchar, horas después del paso del huracán, el “bramido” de los arroyos arrastrado piedras, palos y todo lo que se atravesaba por su paso –en ocasiones ganado y bestias muertas–; esperábamos a que bajara la creciente y que se aclarara el agua para juntar langostinos y lisas en las pozas.
El gobierno no se veía por ningún lado. No había “ayudas” como ahora y todo despendía del esfuerzo de cada uno.
Después del paso del “chubasco” escaseaba todo o casi todo. Me tocó ver tostar semillas de caribe para preparar una especie de sustituto de café, atole de bellotas y talayotes guisados con chile colorado, entre otros. Los que sembraban frijol azufrado, chícharo, calabazas, frijol de urimón, maíz y verdura, no solo preparaban las tierras con arados tirados por bestias (mulas), sino que tenían que arreglar las acequias que conducía el agua a sus parcelas. Era para mi de buen gusto –todavía lo hago– juntar verdolagas para que las preparaban con chile colorado, granos de frijol y carne de puerco; juntar chilicotes para jugar a la lotería y cortar “golondrina” para curar el “maldeorin”.
Hoy las nuevas generaciones ignoran todo esto, la modernidad los ha vuelto inútiles, incapaces; desconocen como se ha construido BCS, los sacrificios que ha costado llegar a ser lo que hoy somos. Poco a poco hemos ido perdiendo nuestra identidad, nuestras costumbres, nuestra idiosincrasia en aras de una modernidad mal dirigida y hordas de migrantes que han hecho de esta tierra, no una tierra de grandeza y de oportunidades, sino un estado de agandalles, impunidad, vejaciones y muerte. ¡Que tal!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríase a abcdario_@hotmail.com
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Colectivo Pericú 
El compa Victor Octavio,es un barbajan de marca,pero tiene sus cualidades,una realidad,que muchos vivimos,bien documentada y que le da en la torre a tanto arribista acostumbrado a que el gobierno le de todo,pero vienen de sus lugares de origen,donde se rascaban con sus propias uñas y por tres dias sin agua y sin luz se mueren.
que pelicuala tan real, yo tenia 7 años en lafecha quee menciona y recuerdo perfectamente todo lo que se dice, aparte del caribe tostado como sustituto del cafe, nacia una rama en los patios que echaba unos ejotes arecidos al palozorrillo mi abuela le llamaba cafe gurguillo o algo asi, heramos pobres de hambre no nos moriamos, que felices aquellos tiempos
Bien por el tema.
Escribe más al respecto Víctor Octavio.
CUALQUIER BAJACALIFORNIANO NATIVO ACTUAL !!!
TE DIRA … PINCHE VIEJO MAMON !!!
WUAKALA !!!
LO ULTIMO ESTUVO BIEN…ESAS HORDAS QUE ECHARON A PERDER AL ESTADO
como siempre, van a salir a replicar los que no son de aqui y que desconocen y les duele que justo asi hayan sido nuestros ayeres, sobre todo la persona del nick PEPITO, como siempre escribiendo puras asquerosidades como reflejando lo que es, ya me da nauseas leer sus opiniones, creo ya no lo hare….. ahh supongo q no le gustara mi comentario y empezara a echarme hasta por los codos por lo que acabo de comentar de el o ella…. en fin, Mi querida BAJA CALIFORNIA DEL SURRRR ya nunca te recuperaremos snifff.
te apoyo
Te falto el cucurucho en el que los tenderos daban 50 centavos de pinole y 50 centavos de galletas de animalito o betunadas Victor Octavio
no te preocupes por el «cucurucho» pensadora pueblerina, que aquí traigo colgando el mío y por un $500 quinienton lo puedes babear durante una hora.
habiendo cosas mas importantes, relevantes, emblemáticas e icónicas de nuestro glorioso pasado sudcaliforniano, como el respeto, la obediencia, la cordialidad, la hospitalidad, inclusive un poco de megalomanía; te escondes en trivialidades y banalidades de «cucuruchos» y galletitas betunadas.
ya chochas pueblerina pensadora, y como cantaba el célebre y hoy leyenda Juan Gabriel, el chayotero vitor otavio, te dirá en tu orejita izquierda «…..te pareces tanto a mi……que no puedes ya ganarme……»
SI BES CIERTO LO DE LOS CUCURUCHOS ME ACUERDO HACE COMO 55 AÑOS LOS VENDIA EL CHAMACO HAYA EN LA COL ISLA DE CUBA EN LA PAZ EN LASCALLE DE 16 EE SEPTIEMBRE Y GUILLERMO PRIETO ERAN LAS SURRAPAS DE PAN
Refrescos? Se dicen sodas chilangooo, te salió lo fuereño escribiendo como si muy conocedor de la Baja California Sur
estas en lo cierto camarada «apachoyero»; pero alégale a un culo colorado y te va a salir por otro lado, pues tiene mas «salidas» que un cerco remendado
FELICITO AL C.VICTOR OCTAVIO GARCIA , QUE NOS HACE RECORDAR «AQUELLOS TIEMPOS» ES VERDAD ESOS TIEMPOS YA NUNCA LOS VOLVEREMOS A VER Y MUCHO MENOS A VIVIR , YA TODO HA CAMBIADO YA QUE LOS SUEÑOS SE HAN ACABADO , YA NO HAY AQUELLA PAZ Y TRANQULIDAD QUE EXISTIA, LA POBLACION A AUMENTADO CONSIDERABLEMENTE, LAS INDUSTRIAS HAN DEZPLAZADO A LO ARTESANAL,LAS COSTUMBRES QUE ERAN SANAS AHORA SE HAN HECHO INSANAS, YA NO HAY RESPETO PARA LAS PERSONAS MAYORES,NI PARA LAS DAMAS, LOS HIJOS MATAN A LOS PADRES, PARECE QUE LA EDUCACION QUE SE LES HA DADO A LOS HIJOS NO LES HA SERVIDO PARA NADA, MUCHOS QUIEREN HACERSE RICOS SIN TRABAJAR CREEN QUE LO MERECEN TODO Y PUES DE SEGUIR ASI SIN DUDA ALGUNA VAMOS A DIRECTO A UN HOYO SIN FONDO.
ES MI TRISTE COMENTARIO.
Pues, muy buen articulo, y efectivamente, retacado de razón, habrá a quienes no les haya gustado, pero contra la razón, no hay defensa…..Felicidades por este escrito que nos trae recuerdos y nostalgia a la vez de tiempos perdidos en la historia, y que seguramente jamás regresarán……SUDCALIFORNIA PARA LOS SUDCALIFORNIANOS!!!! como debe ser!!!!!
Que buena historia, me imagine esa vida en aquellos tiempos, muy bueno y lo ultimo muy cierto. saludos
ah viejo putarraco pillín, lo «sordo» que eres, hace mucho lo has utilizado, poco a poco nos vas platicando del como vas saliendo de tu encierro maricón chayotero.
¿que tenías que hacer hasta la noche en un arroyo con chamacos pitos lurios? o ¿eras la tuza de dos patas, que como rifle de balillas, les «comía» los camotes, a esos chamacos ahí en el arroyo?
ATENTAMENTE UN FUEREÑO QUE LE PISARON CALLOS
no seas mojigata catarina ¿a poco tú si eres choyeras truzas flameadas? mira jamaicona, no es necesario NO SER SUDCALIFORNIANO para opinar en contra del chayotero vitor otavio, que es lo que hago, porque el tipejo es megalómano negativo y empedernido fanático de otro tipejo, el cual tu ya sabes quien es; con eso es suficiente para mi, para opinar en contra de Él
mi origen sudcaliforniano y paceño de estirpe, no está en discusión en mis comentarios, eso ya depende de la capacidad de respuesta e inteligencia de cada quien; porque esa salida por «la tangente» es lo mas fácil, cuando no se tiene el recurso válido; lo fácil es intentar «descalificar» señalando impunemente «…..no eres sudcaliforniano, tu eres fuereño……»; para reírse de tan estúpida réplica; pero, tan solo es un intento que se va al carajo por su propio peso banal.
Jajaja jajaja ora si me hiciste reír pepito que ocurrencias jajaja tuza comiendo pito jajaja ya me lo imagino lo bajaste machín al otavio
Felicidades por este artículo, excelente narración de sucesos del pasado y mejor el párrafo final, con el cual estoy de acuerdo.
Ojalá lo leyeran las nuevas generaciones.
Saludos y un abrazo.
Debo reconocer que en esta publicación SI TIENE RAZÓN.