Por Víctor Octavio García

Jóvenes

* #yosoyJPS

Hoy haré un paréntesis personal en mi entrega habitual para hablar de un orgullo de mi nepotismo; Francisco Daniel, mi “pequeño demonio”. Tras la muerte de mi mamá –hace poco más de dos meses– no había tenido motivos para alegrarme como ocurrió la tarde del sábado pasado. Esa tarde, mi pequeño cachorro –de escasos 17 años– tomó protesta como Secretario General de una naciente agrupación de jóvenes “#yosoyJPS” (yo soy juventud política sudcaliforniana), bajo la guía y el firme liderazgo de un joven talentoso; Martín Talamantes.

Dada la gravedad de mis problemas auditivos –cada vez peores– intentaré interpretar lo que creo que pasó esa tarde (la crónica se las quedo a deber), donde Martín y Francisco rindieron protesta como dirigentes de la asociación “#yosoyJPS”. Caras conocidas de personajes activos en el escenario político local se dieron cita para atestiguar el feliz y prometedor nacimiento de “#yosoyJPS”, entre ellos, Alfredo Villegas, Coordinador Nacional de Delegaciones del ISSSTE y José “Pepe” Hevia Aguiar, quien horas más tarde partiría plaza en su registro como candidato del PVEM a la alcaldía de La Paz.

Martín Talamantes, Presidente del naciente “#yosoyJPS”, en su discurso habló de los propósitos que los mueven como asociación, de sus miras, deseos de participar en política, sus anhelos de ser escuchados y tomados en cuenta. Francisco, con una intervención a capela, tocó temas que preocupan y ocupa a los jóvenes de su edad como la inseguridad que reina en el estado, la falta de espacios para el debate, para el deporte y para la convivencia familiar. También “nosotros queremos opinar y dar nuestros puntos de vista, porque también tenemos y sabemos construir propuestas” dijo mi pequeño demonio.

Me dio un enorme gusto sentir su sinergía, sus deseos y ganas de hacer cosas y hacerlas bien, sus magnánimas aspiraciones de participar y de buscar un cambio posible donde todos quepan, donde no haya exclusiones ni diferencias, donde todos caminen juntos, sin envidias, golpes bajos ni traiciones.

Previo al evento y sin quedarse al acto, solo para solidarizarse con Martín y Francisco, hicieron acto de presencia Susy Aguilar, Ana Luisa Yuen y Fernanda Villarreal. Más tarde, y una vez transcurrido el evento, llegó Valerio Castro. No se si sus ausencias en el evento fue por la maldita “veda electoral” impuesta por la retrograda y disque “nueva” ley estatal electoral con la que ahora se andan tropezando los mismos diputados que la redactaron por encargo, o por informalidades, nada que ver con los sanos propósitos de la naciente asociación que vio la luz del día al margen de siglas y de colores partidistas, porque los jóvenes no tienen partidos –mal harían–, sino enormes deseos de participar, de ser escuchados y tomados en cuenta. Tampoco tienen, en concordancia con lo que dijo mi “pequeño demonio”, quien les escriba, porque a tres días del evento ningún medio de comunicación se ha referido al evento no obstante de que hubo periodistas en la toma de protesta. ¡Que raro!

Más gusto me dio verlo que a su tierna edad se interese y preocupe por su estado, por su tierra y por lo que está pasando. No queremos una Baja California Sur donde todos los días haya ejecuciones, asaltos, robos, secuestros y hechos de sangre: “No queremos una Baja California Sur así, donde se nieguen nuestros principios y valores; nuestra propia identidad. Somos jóvenes y queremos ser escuchados, ser tomados en cuenta porque tenemos y sabemos construir propuestas”, expreso como todo un político. Una noche antes, le hablé y le pedí su “discurso” para leerlo. “Papá, no voy a leer ningún discurso, voy a improvisar”, me respondió muy seguro de sí. Al ver su firme decisión solo le delinee en forma generalizada algunos temas que podía tocar en su intervención. No profundices ni te quiebres la cabeza tratando de explicar lo que está pasando; habla y di con tus palabras lo que sientes como joven y lo que tu crees que se debe de hacer, fue mi recomendación. Y así fue. Al final del evento, se me acercaron varios amigos para felicitarme pensando que yo había sido el autor de la intervención de Francisco. No me feliciten a mí, sino a Francisco; los méritos son de él y de nadie más, les respondí.

Creo que a Francisco aún no lo terminan de conocer. A su tierna edad, entiende para qué es la política y para que sirve la política. Sí no lo sabe, al menos lo intuye que es lo que se puede hacer con el “juguetito” (política), si se obra con alturas de miras y sin recriminaciones de ninguna especie. Con él, a diferencia de sus hermanos, paso más tiempo explicándole lo que cimarronamente me ha enseñado la vida, lo que sigo aprendiendo todos los días y mi insatisfecho e irrenunciable propósito de seguir contribuyendo para que mi estado, Baja California Sur, sea cada vez mejor, más próspero, más seguro y más nuestro. Con esto, rindo un humilde homenaje a mis padres, a mis viejos, a mi papá y mamá, –quienes se hubiesen sentido sumamente orgulloso de su nieto– de que vieran en Francisco lo que yo les negué en vida; ver a un joven emprendedor, echado para adelante, comprometido y amante de su tierra, leal con sus amigos, con sus contemporáneos y sobre todo con una idea muy clara de lo que quiere y desea para Baja California Sur. ¡Enhorabuena Francisco y que Díos te siga dando muchos, muchos años de vida, con la inspiración y los deseos que tiene de que a Baja California Sur hay que darle un cambio, un cambio posible en el que, sin diferencias ni recriminaciones, todos quepamos. Salud.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com