BAJA CALIFORNIA SUR: TIERRA DE GIGANTES…. No menosprecien ésta identidad

Por: Armando León Lezama

Como forastero arraigado en esta bella media península de Baja California Sur, que tiene en su haber una prehistoria con huella en sus pinturas rupestres, de que en ésta geografía de mar, playas, arena, vientos, sol, vivieron una raza humana de gigantes, me pronuncio hacia los suspirantes a cargos de elección popular para que no menos precien ésta identidad.

Identidad que no se pierde en el tiempo, y por ello, los Sudcalifornianos de ahora, que van perdiendo en su derredor, precisamente, lo suyo, a los suyos y con ello su historia y su identidad, no dejan de ser a quienes se les deba considerar, “Los gigantes de estas tierras”.

Entonces, no deben ser desplazados los habitantes Sudcalifornianos, primeros en tiempos y primeros en derechos, como si fueran invisibles o muy pequeños, y no considerados en los planes del futuro de la clase pudiente internacional que tiene puertas abiertas en la aún República Mexicana.

Cierto, han sido “años ciegos” los que hemos caminado los últimos 21 años en Baja California Sur. Todo se ha ido en la búsqueda de poder por el poder para unos cuantos que ofertan, cual farsantes vendedores “de ideas”; que no propuestas, “remedios para todo”.

Y ese es el mal, “dar remedios”, aún teniendo recetas profesionales, estudios de todo tipo, aún dando un año más al gobierno municipal actual que encabezó quien hoy quiere ser un Poder Ejecutivo Diferente; pero tendrá que conformarse con un Legislativo Diferente en la cámara baja del Congreso de la Unión de nuestro país.

Llegar al Poder para “marearse” sea gobernador, legislador local, presidente municipal o de legislador municipal – regiduría –. Nuevo y mejor carro, celular, vestimenta, cuentas bancarias, casa grande y “chicas”, frivolidad; nada de estudio, nada de esmero en pasar a la historia de los trascendentes para bien, no de quienes van al basurero de la historia.

Que gran revés para la lucha local que pidió  gobernador nativo y con arraigo para que se consolidara un proyecto, para que de los años setentas, al dos mil catorce, tuviera forma y rumbo, además de soberanía, autonomía, mayoría de edad política como lugar habitado para pasar a Estado miembro del pacto federal del Estado Mexicano.

Sin embargo, al iniciar el año 2015, “Sin rumbo, sin dirección, sin armonía, sin proyecto, sin hombres, mujeres y diferentes, de talla histórica”.

Únicamente “personajes de plástico”, “desechables”, “sin escucha ni lucha de causa alguna que no sea el beneficio de sus incondicionales y antes, el de “el farsante”, es decir, el propio, lo personal, lo familiar, lo de un grupo pequeño, y ese sí, “insignificante” aunque muy costoso: Vida cara, viajes, fiestas, impunidad, privilegios, corrupción…

Entonces, otra vez viene lo mismo. Las carpas electorales de supuestos benefactores que vestidos de ovejas, siendo zorros que ante sus amos superiores, no pierden “lo aborregado” de decir a coro contestar, Siiiii… a todo lo que convenga a “los pinochos de la política”. Estarán en todas partes.

Ojala, del montón de oportunistas que quieren cobrar bien y “hacer su mejor intento de servir y no servirse”, surja la conciencia pública que únicamente “juntos todos” los Sudcalifornianos de ahora – nativos, de arraigo y en tránsito – lograremos un rumbo sin perder la identidad maravillosa de un pasado de Gigantes, que debe prevalecer en los habitantes de ahora.

Reconozcámonos como sociedad pluricultural, sí, porque hay libertad de tránsito mundial; pero la prehistoria lugareña, la historia del devenir de los pueblos conquistados y transformados, más no destruidos nunca de la cultura de la mexicanidad Sudcaliforniana, que no se pierda.

Los forasteros, no debemos venir a enseñar cultura; venimos a aprender la suya y agradecer conocer su identidad fabulosa y sumados a ellos, “no vencernos”; sí enmendarles las páginas de sus políticas públicas a los cortesanos del poder y al mismo Poder que no es tal en México, porque a decir del artículo 39 de nuestra carta magna: El Pueblo Manda.

Y ustedes, hombres, mujeres y diferentes, ¡no obedecen!