Guerras y trincheras

Antonio  Ceja

Desde hace más de dos años, las redes sociales como Facebook han sido usadas desde las más diversas trincheras políticas para tratar de influir en las decisiones del electorado tal como en su momento lo hico el equipo de campaña de Enrique Peña Nieto que a la postre lo llevó al triunfo con gran algarabía para los priístas.

El salvador de México libró sendos señalamientos principalmente por el caso de Monex y tiendas Soriana y, desde luego, la manipulación millones de pesos de por medio, de la empresa Televisa que a la postre le permitió generar simpatías a Peña Nieto no por sus capacidades sino por su imagen como si se tratara de un carro de lujo o una bolsa de engordantes papas.

Pasadas las elecciones, fue precisamente el Facebook el principal medio no solo para socializar sino para promover y desprestigiar a quien usted guste y mande: ciudadanos, artistas, familias, hombres y mujeres, empresas y desde luego políticos y sus partidos.

La llamada guerra sucia de las redes sociales, es un hecho que, desde luego, puede influir en la toma de decisiones de los ciudadanos para votar o no por determinado “proyecto” político.

La gente del PRI, como ya se dijo, es el que ha organizado y financiado trincheras apócrifas dentro de los miembros de Facebook. Disfrazados con la imagen de bellas y jóvenes chicas, los trolls encargados de distorsionar, disminuir o minimizar las opiniones que van contra los sus candidatos tratando de confundir, aburrir o simplemente de saturar espacios de opinión, caso concreto el de Ricardo Barroso y Axxel Sotelo.

Axxel Sotelo, por ejemplo, en presunto contubernio con un hermano de otro experto manipulador como Martín Inzunza, han escogido las oficinas del ISSSTE como bunker electoral para navegar, haciéndose pasar por bellas damas, en busca de perfiles que afecten a sus candidatos. Lamentablemente, el coordinador pre electoral de Axxel Sotelo es gente de Isaías González. Habría que preguntarle al doctor Oscar Francisco Martínez Mora si tiene conocimiento de que en horas de trabajo sus empleados hagan uso del equipo de cómputo para los fines arriba citados.

Por otro lado, la gente de Ricardo Barroso, desde hace tiempo, se dedica a la cacería de espacios donde se menciona al senador. Es práctica común que estos trolls llenen los espacios dedicados a los comentarios de los diversos espacios cibernéticos de tal manera, que son los únicos que “opinan” obviamente con extensas explicaciones de los “logros” del senador.

Pero hay que reconocer una cosa: no todos los priístas son tan inseguros e intolerantes. El caso de Esthlea Ponce, por ejemplo no es una mujer que le preocupe el qué dirán. Simplemente, como política, aguanta como debe aguantar una persona metida en estos lares.