Por Víctor Octavio García

El Príncipe

• Buen detalle

Hace unos días el senador Ricardo Barroso tuvo la deferencia de obsequiarme un buen amigo, un libro de cabecera, clásico de la ciencia política, mismo que fue producto de una coedición especial entre el Senado de la República y la Editorial Santillana, a los 500 años en que esta obra vio la luz en la Italia del Renacimiento: “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo. En esta ocasión ya no fue dulce de guayaba ni queso de chiva de Santa Agueda, ajos de la sierra de Guadalupe (Mulegé), higos pasados del Vizcaíno ni dátiles de San Ignacio, sino un libro, detalle que mucho le agradezco.

Leí esta obra cuando cursaba el cuarto semestre de ciencias políticas y administración pública en la UABCS. Lo volví a leer tiempo después porque en ese entonces, ya por el maestro, ya por mis limitaciones, no lo entendí. La segunda vez que lo leí –más allá de la presión y los apuros por acreditar la materia que me obligó a leerlo por vez primera– entendí la interpretación coloquial que se le da, que para los politólogos y estudiosos de la materia significa el nacimiento de la ciencia política, mientras que para el común de los mortales, el ciudadano de “a pie” –incluido un servidor– resulta más familiar por el simple término “maquiavélico” que, indebidamente, le imprime una connotación de malas artes.

Todo lo contrario a la connotación que se le da al término maquiavélico, “El Príncipe” de Nicolás de Maquiavelo se significa por la separación de la política de otros temas como la moral y la religión. Maquiavelo hace de este arte o ciencia, un asunto terrenal, producto de las acciones de los hombres, en una etapa de la historia europea donde la justificación del poder, si es que la hubo, se hacía radicar por los monarcas y la nobleza que detentaba el poder político y el económico, en su origen Divino, es decir,  por herencia o designios de Dios, y ello los hacía eternos.

Por eso sirve releer a los clásicos –las veces que sea necesario– y en particular esta obra, porque lo dramático y la impotencia brotan a primeras de cambio, más en estos momento de pérdida de valores y de extravíos, cuando el “fin justifica los medios” no deja de ser un ejercicio recurrente de una clase política incompetente y extraviada. Desde entonces, hace quinientos años, Maquiavelo desmitificó y desacralizó viejas y arraigadas costumbres en el ejercicio del poder haciéndonos ver que poco han cambiado en el fondo desde ese entonces, que lo superficial y cosmético, prevalecen. La política, la cultura y la economía, siguen siendo asuntos de las élites y los grandes conglomerados y grupos sociales, sin negar las transformaciones que solo el tiempo trae consigo, siguen siendo convidados de piedra y solo reciben como el pobre que recogía las sobras del rico Epulón de la estampa bíblica, migajas del poder.

En México, las formas se cocinaron desde las élites y los acuerdos en lo obscurito –las más recientes reformas constitucionales y los repartos en la geografía política del poder, vía pactos–, son la mejor muestra de que cambiamos para seguir igual o peor.

Si con esta breve reflexión brotan ejemplos generales del ejercicio político, no podemos menos que arribar en nuestra media península, donde la renovación de todos los cargos de representación popular ya se están cocinando, aunque la formalidad de los tiempos legales, aún estén lejos; lo que vemos en la realidad política sudcaliforniana, es que los actores –hablo en lo general– se despliegan, unos como insectos sin antenas y los más al son que les toquen siempre siguiendo un interés personal, y cada quien hace y pretende deshacer, como Penélope (la célebre reportera que destejía de noche lo que tejía durante el día) en un cuento de nunca acabar, mientras en el estado y los municipios, donde se anticipan campañas políticas de violencia y odio, los problemas de inseguridad, corrupción e ineficiencias, siguen prevaleciendo.

Hoy, después de muchos años –y gracias a la generosidad de Ricardo Barroso– tengo de nuevo en mis manos “El Príncipe”, y una reflexión más serena y profunda de la obra. Aunque al Senador lo veo poco y rara vez le habló –porque jamás contesta el teléfono y muy eventualmente se reporta– le agradezco el detalle, como muchos otros que ha tenido para un servidor. Gracias Ricardo, muchas gracias.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com

SOBRE EL CABRESTO
Senadoras, diputadas y consejeras del PRD, encabezadas por la maestra Ifigenia Martínez y Hernández manifestaron que impulsarán al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato de unidad, -sin importar el método de elección-, para ocupar la presidencia nacional de este instituto político y recuperar los orígenes de la izquierda democrática en el país…..Durante el medio maratón Corre con Valor que se corrió el fin de semana, donde la Presidenta del DIF Estatal, María Helena Hernández Covarrubias, dio muestras de una gran condición física, el gobernador del estado, presente en el evento, entregó un vehículo para el traslado de seis personas con discapacidad o en su defecto diez pasajeros, a la presidenta de la asociación civil, Corazón de Niño A.C., Audelia Villarreal…..Al encabezar el evento donde la asociación civil Cabeños Unidos que lidera Fidel Cota Valles, que presento su solicitud de adhesión al PRI, el Delegado del CEN del PRI en Los Cabos, Jesús Flores, sostuvo: «Tenemos que lograr fortalecer la confianza de la ciudadanía y la población en general en el PRI, ese es el cometido que debemos practicar todos los días, este es el momento de trabajar todos para hacer del PRI el partido fuerte y unido que la sociedad quiere ver, para entregarle su confianza y lograr a través de su voto, ser gobierno en el 2015». Recordó que estos tiempos son de trabajo y resultados, que nadie se confunda: ni decisiones tomadas, ni candidaturas anticipadas, vamos juntos a trabajar por Los Cabos y Baja California Sur”, dijo….Salud.