ABCdario


Por Víctor Octavio García

Cacería

 

  • La cría y el coyote

Después de la primera “equipata” quedamos de regresar al rancho del “Prieto” haber si tumbábamos un “hijuelachingada”. Isidro, el “General” y el Poncho se comprometieron de llevar un costillal entero. Un día antes de salir me acorde que tenía solo tres tiros de la “pochita” (30/30) y había que conseguir al menos otros tres tiros más. Con quienes consigo parque es con el “Cachucha miada” y “Chema tamales”. Al “Cachucha” es muy difícil encontrarlo en su casa, así que opté de ir con “Chema tamales” –un viejo cazador con quien he aprendido algunas tretas y una que otra maña de cacería –. Cuando llegué acababa de bajarle la trasmisión a una Pathfinder. Quihúbole, que hay, lo ataje. Meeeeee y ese milagro, me respondió. Llegue a saludarte y para que me prestas unos tiros de 30/30, le respondí. Vas a salir, me pregunto. Sí, le conteste, pienso ir pal rancho del “Prieto” mañana martes, sí quieres vamos, le dije. Me gustaría ir pero ando muy “atariado” con esta trasmisión que me comprometí entregar el jueves. Y cuántos tiros necesitas, me pregunto. Unos tres, le respondí. Con la misma se metió a la casa y me trajo 5 tiros de 30/30 marca Federal. Con estos la “hago” le conteste. Antes de despedirme me dijo, “hay te encargo”, okey, le respondí. 8 tiros para un cazador “cicatero” como yo alcanzan muy bien pa’ dos salidas.

Al día siguiente pasé por el Ángel que, al no tener permiso de transportación se llevó un rifle de balillas con mira telescópica. El triste paisaje de tres semanas antes ya no era el mismo; los palos adanes, al igual que las barbas de gallo, matadoras, torotes, ciruelos, pimientilla, algodoncillos, vinoramas y mesquites en plena brotación le daban vida al gris paisaje que se veía hasta antes de la primera y benéfica “equipata”. Llegamos al rancho poco después de las dos de la tarde con la novedad de que en el camino se cayó la mochila del Ángel donde normalmente lleva sus enseres personales y de caza. Como es una zona poco transitada sabíamos que el Isidro o algunos de sus amigos la recogerían a su regreso de la matinal caminada, como finalmente ocurrió, misma que al llegar al rancho la escondieron. Isidro y sus dos acompañantes –el “General” y el Poncho– habían salido temprano a caminar por los rumbos de la “Mesa de la Vieja”, justo por donde, horas antes, habíamos pasado en dirección al rancho. De acuerdo a lo que nos reveló el “Prieto” a la llegada, no llevaban armas porque la idea era caminar y “husmear” la zona para ver si veían “trilla”.  Sobre las hornillas donde más tarde asarían las costillas, una jarra de café y un par de elotes asándose lentamente sobre las brazas. Después de servirme café puse sobre el asador tomates, ajos, cebolla y chiles serranos a tatemar para preparar una salsa de molcajete. En eso llegan Isidro y sus amigos, entusiasmados con la caminada. Mañana, de seguro vamos a chingar uno, me dijo. Prepare la salsa mientras el “Prieto”, con toda la calma del mundo le daba vueltas a las costillas en los rescoldos de las brasas; nada de brasas vivas, flama o aderezos, solo sal entera. El secreto para que las costillas queden bien cocidas y jugosas está en la forma de asarlas y darle vueltas constantemente. Debo de presumir que quedaron para chuparse los dedos. Después de comer jugamos un rato malilla sin dar capote. Entre “triunfos” y “renuncias” durante el juego, el “General” –que según sus amigos, cometió el mismo “error de viejo” de José López Portillo; de vivir un amor a destiempo, se pegó un santo madrazo al caer desde metro y medio sobre el duro tepetate con todo y silla. Afortunadamente no paso a mayores, salvo las dolencias de un “joven enamorado” de más de cincuenta años de edad.

Nos acostamos temprano –nueve de la noche– porque otro día caminaríamos hasta hacer hambre. El menú, nada fuera de lo común; bistec ranchero de carne de pecho, arroz, fríjoles y tortillas, así que salimos poco antes de las siete de la mañana una vez que tomamos café. Antes de salir el Ángel me alcanzó un virote duro con una rebanada de jamón. Eso sí, en la hielera un bote de clamato y un par de ballenas que habían sobrevivido después de los ajetreos de la noche anterior. Sobre el corredor de la casa trazamos el plan de caza; Isidro y el Poncho, peinarían el fondo de los cañones con el fin de que si había animales, espantarlos, en tanto Ángel, con la “pochita”, el “General” y yo, nos apostaríamos en el “Cerro de Carlos” –bautizado así en memoria de Carlos Gajón, porque es la zona donde le gustaba cazar– a esperar y esperar. Sí había animales en el fondo del cañón a “guevo” tenían que pasar por las laderas del “Cerro de Carlos” donde estábamos apostados y desde allí, a boja de jarro, fácilmente podíamos tumbar un “hijuelachingada”. El plan no estaba mal trazado, la suerte fue la que no nos ayudó.

Para llegar al “Cerro de Carlos” caminamos más de dos horas seguidas, tanto de ida como de regreso. En el trayecto –el “General” ni yo llevábamos armas, excepto Ángel que llevaba la “pochita” colgada sobre los hombros– avistamos sobre la “vereda” varios burros mesteños que los confundimos con venados. Luego de meterle lente identificamos muy bien que los erguidos bultos que sobresalían por encima de las puntas de palo adanes y los matorrales de algodoncillos y matadoras en broto, eran burros. Sobre la serpenteada “vereda” nos topamos con mucha “trilla” de burros y ganado, pero nada de venados. Después de dos horas de caminar llegamos al “Cerro de Carlos” donde, de acuerdo al plan original, nos apostamos por espacio de varias horas en espera de que Isidro y el Poncho, de haber animales en el fondo del cañón, los arriaran por el cañón pa’ arriba. El “General” y Ángel escucharon dos disparos seguidos en dirección a “Los peludos” y pensaron que Isidro y el Poncho habían tirado. Esperamos cerca de tres horas –dando tiempo para que Isidro y el Poncho, “peinaran” el fondo del cañón– y nada. El largo rato que estuvimos esperando divisar un “hijuelachingada” sobre el fondo del cañón, el “General” me platico emocionado, como un chamaco de 15 años, que estaba enamorado. Mire mi “General”, lo atajé, que se enamore no tiene nada de malo, lo malo es que le pase lo mismo que le pasó al ex Presidente José López Portillo –confeso por él mismo en sus memorias– que siendo un hombre ya maduro tuvo un “error de viejo”; un amor a “destiempo”. No tuvo tiempo para la replica, más que soltar sonora carcajada con gestos de inocencia. Ángel, sin darnos cuenta, se había descolgado por una de las laderas menos intricadas del “Cerro de Carlos”, así que lo tuvimos que esperar un rato para reiniciar el regreso. Siempre, para llegar al lugar donde habíamos dejado el “Toyotita” había que sudar el calcetín. Sobre la travesía, poco antes de llegar al carro, luego de pasar por un pequeño ancón cruzamos por un llano o limpio donde me encontré dos pedernales muy bien tallados que a partir de ese día integran mi colección personal de pedernales, piedras y metates rústicos que he recolectado en más de cuarenta años andar por diversos montes (he regalado docenas a amigos que se que aprecian este tipo de objetos invaluables). A llegar al punto de encuentro, aunque no hacía frío, traíamos sed, así que preparamos unos clamatos con cerveza mientras llegaba Isidro y el Poncho. A los quince minutos hicieron su arribo con las “manos vacías”; nada de nada; ni “juellas” ni “trilla”. Diez minutos más tarde nos retachamos pal rancho con un hambre de la chingada. Sabíamos que el “Prieto” prepararía bistec con carne de pecho, fríjoles, arroz y, si corríamos con suerte, chance y nos destendiera sobre el comal unas de harina. En la venadeada no corrimos con suerte pero sí con las de harina que destendió sobre el comal, justo a la hora de almorzar. Después de comer me recosté un rato, mientras Isidro, Ángel y el “General” se quedaron en el corredor echándose unas “cheves”. Tendría tal vez quince minutos acostado en el catre cuando escuche tres “pajuelazos” de la 30. Ni siquiera hice el intento de levantarme porque pensé que estaban tirando al blanco. Media hora después me levante en medio de la “guasanga” del Ángel y el Isidro que le habían tirado a un coyote que venía siguiendo, a corta distancia, una venada con la cría. Le tiraron al coyote que seguía a la cría a menos de veinte metros de distancia. La venada, un precioso ejemplar, prieta y gorda, ni en cuenta. Cruzó por media falda del cerro sin percatarse del rancho. Con los disparos, la venada comenzó a trotar por media falda mientras la cría subió la falda y desapareció, en tanto el coyote, después de caer de panza en el segundo disparo, retomó el rumbo por donde venía. Según Ángel y el Isidro, le pegaron en la “panza”. Para esto, doña Juanita Arce, amiga de la familia del “Prieto”, preparaba una olla de menudo –¡valla que olla!– cumpliendo así con un compromiso hecho por su esposo recién fallecido (el buen amigo, Carlos Unzón Villalba) con los de la cabalgata que van a San Javier. Desconocía el compromiso y pensé que el menudo era para nosotros. Cuando le pregunté sí era para el “Prieto”, doña Cuca y para ella, me contesto, no, es para los jinetes que van a San Javier, me repuso. Justo cuando estábamos por regresar a esta ciudad luego de dos días de caminar y llegar con las “manos vacías” al rancho, hicieron su aparición siete jinetes –algunos vestidos con las tradicionales cueras y reatas de cuero, al más rancio estilo del ranchero sudcaliforniano–. En cuanto se apearon amarraron las bestias y les aflojaron los cinchos. Sobre la mesa un termo de café recién colado y en las hornillas, una enorme olla de menudo pegando los últimos “hervores”. Excelente preámbulo para despedirnos del “Prieto”, de doña Cuquita y doña Juanita y de los siete jinetes que ese mismo día, desde muy temprano, habían salido del “Cajón de los Reyes” cruzando las escarpadas cordilleras del “Sauzoso” teniendo como primer punto de arribo el rancho del “Prieto”, de donde partirían al día siguiente en dirección a “Guadalupe de la Herradura” y proseguir los días siguientes con su peregrinar hasta llegar a San Javier en víspera del día tres de diciembre, día en que se celebra el Santo patrono.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com 


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13 comentarios en “ABCdario

  1. Avatar de Moriarty Moriarty

    Hay que caminar por los montes sudcalifornianos para entender con mejor sabor y sentimiento estos escritos, excelente; espero se publiquen más escritos de este tema.

  2. Avatar de kbk kbk

    felicidades muy entretenidas y acertadas sus narraciones…me hace recordar de cierta manera la forma que tenia en sus relatos y anecdotarios x la radio el sr. carlos tapia….con un estilo muy peculiar y particular de narrar las historias… lo felicito de verdad xq con esto nos ayuda a recordar nuestro origen…un abrazo desde mexicali

  3. Avatar de TEKOLOTE TEKOLOTE

    Muy bonito relato en verdad te hace sentir que eres parte de él, muy bonitos los frios amaneceres en la sierra y sentir en el aire el rico aroma a café de grano, saludos a la gente de la sierra, siempre tan serviciales y antentos con quienes los visitan, gracias por compartirlo… y si son de harina… saludos.

  4. Avatar de venao lampareao venao lampareao

    gracias por compartir estos relatos, ganas dan de internarse en la sierra e ir por uno. algún día de estos se me hará conocer la sierra bajaliforniana.

  5. Avatar de BOCAPELUDA BOCAPELUDA

    RECOMENDACION PARA EL SEÑOR CAZADOR.
    PRIMERO APRENDA A ESCRIBIR Y LUEGO LO HACE.
    ESO DE HABER EN SU PRIMERA FRASE, ME IMAGINO QUE QUISO DECIR, A VER. VA TAMBIEN PARA EL PICOLO. SE ABRE LA TEMPORADA. SI, YA SE. SE ENTIENDE PERO………

    1. Avatar de el chunike el chunike

      este pinch.. boca p… a de ser un arribista malnacido que aqui vino a comer bien , y nada mas se la pasa criticando, que sabes tu !»·$%&/(.. de los rancheros sudcalifornianos, largate a tu tierra

  6. Avatar de PUEBLO ENC. PUEBLO ENC.

    TRAIDOR Y REVANCHISTAS.

    AQUI NO SE TRATA DE APLICAR LA LEY, SE TRATA DE –

    EXHIBIR A LUIS RAMNDO, AL PIPI Y AL JAUREGUI, NO SON SANTOS

    DE MI DEVOCION, PERO AQUI EL CASO ES MEDIATICO, Y SE –

    TRATABA DE QUITAR DEL PASO A POSIBLES CANDIDATOS O-

    SEA QUEDARON IMPOSIBILITADOS A PUESTOS DE ELECCION –

    POPULAR. TODO ESTO LO DICE EL PUEBLO ES OBRA DEL PI-

    CORE, CARLOS MENDOZA DAVIS, ANTES DE SALIR DEL GOBIER

    NO. QUE POCA MA,,, EXHIBIR A SUS EX-COMPAÑEROS DE TRA

    BAJO, DE PARTIDO, EXPOSADOS, LA VERDAD SOLO EN GEN–

    TE DIABOLICA SE VE, Y EL ESPURIO Y EL PICORE ESTAN PEOR

    QUE LEONEL COTA, LES GANA MAS EL ODIO,.

    SI SE TRATA DE APLICAR LA LEY QUE EMPIUECEN CON EL –

    ESPURIO Y EL SRIO. DE FINANZAS, EL SI ESTA MUY RICO Y –

    BUEY NI SIQUIERA ES SUDACALIFORNIANO.

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