ABCdario


Por Víctor Octavio García

Cacería

 

  • Sequía

En memoria de mi padre; Félix Octavio García Collins, en el octavo aniversario de su fallecimiento. Descanse en Paz

 

Un día antes le pedí a mi señora que me preparara una muda de ropa. Mañana pienso salir pal rancho del Prieto, le dije. A qué horas piensas irte, me pregunto. Después de que cueles y tome café, le respondí. El plan era salir temprano, pasar por el “Cantil de Abajo”, saludar a Firmato y a doña Lupita y proseguir con mi itinerario. El pienso era llegar al rancho del Prieto a las dos o tres de la tarde porque sabía que Isidro, (un viejo venadero que es muy afecto al queso de ardilla) estaba en el rancho del Prieto y asaría unas costillas, así que tenía margen de entretenerme unas dos horas con Firmato, suficiente para desayunar y reabastecer el termo del café.

Cuando salí del “Cantil de Abajo” vi un nuberío que venía subiendo del pacifico pero no le dí mayor importancia. Son nubes de frío, dije en mis adentros. Después de casi tres horas de ir serpenteando sobre las faldas y cañadas que dan origen a la cordillera de “La Punta del Mechudo” llegue con el Prieto. Isidro, él y dos cazadores más acaban de llegar después de cinco horas de “peinar” la “Mesa de la Vieja”. Temprano habían salido a caminar disque pa’ hacer hambre. El escenario no podía ser mejor; el Prieto en “cucluillas” sobre el atizadero asando las costillas y unos retazos (más que pedazos) de arracheras, y el Isidro recalentando las de harina (tortillas). Antes de comer me dijo uno de los acompañantes de Isidro, súbale los vidrios al carro, va a llover. Tampoco le di importancia. Estaba nublado pero hasta ahí. Justo cuando estábamos comiendo comenzó el chipi chipi. Aún tenía sobre la caja del “Toyotita” los tendidos, la hielera, una bolsa de pan y el café. Apenas tuve tiempo de bajarlos cuando se dejo venir una fuerte manga de agua que cerró el cielo por espacio de varios minutos cayendo el agua a cántaros. Ver llover después de tres años –o más– de prolongada sequía créanme que entusiasma al más pesimista. Esa tarde únicamente nos falto salir a retozar –como el ganado– por el gusto de ver como el prodigioso elemento (agua) escurría sobre las faldas de la loma frente al rancho. Eso sí, goteras por aquí y goteras por allá que no nos daban tiempo a poner baldes y recipientes para que no se encharcara dentro de la casa (no tiene piso). Tarde inolvidable después de degustar unas sabrosas costillas asadas y café recién colado.

Pasadas las cinco de la tarde hizo su salida Isidro y sus dos acompañantes (no revelo su identidad porque no se si sea de su agrado que los “ventanee”) en cuanto aminoró el agua. Pronto oscureció por lo cerrado del cielo y la lluvia. Llovió toda esa tarde y hasta la madrugada del día siguiente más que copioso generosamente. Antes de disponerme a dormir le pedí al Prieto que si amanecía limpio me ensillara una bestia porque quería montar un rato. Esa noche fue una de las más largas que recuerde. Me acosté poco antes de las siete de la tarde en una pequeña cama de “lías” esquivando una que otra gotera. Me levante temprano en cuanto olfatee el rico olor a café recién colado. Ya está listo el Jeep, me dijo el Prieto apunado hacía el caballo ensillado; un caballo joven, quizás cuatroañero, de excelente alzada. Después de tomar café llene el termo, colgué la 30/30 y los “miralejos” sobre la cabeza de la silla, cuchillo y mecate. La idea era llegar hasta las faldas del “Mechudo” donde hay señal, hablar por teléfono y regresarme. El menú no era muy atractivo; fríjol estilo charros con patas de “cochi”, salsa casera, tocino y salchichas. ¡Ah!, sobre todo, porque el Prieto destendería unas de harina sobre el comal.

A las siete de la mañana agarre vereda con rumbo al “Mechudo”. Agradable mañana; al despuntar los primeros rayos del sol comenzó a oler a tierra mojada. Cielo despejado, brilloso y claro. Decidí tomar la vereda que va y “caí” a la “Primera Agua” que bordea los pronunciados cantiles que se juntan con la larga cordillera que da forma a “La Punta del Mechudo”. La distancia que recorrería serían a lo sumo 8 kilómetros, así que no le apure el paso a la bestia, la deje que tomará su paso. Durante la travesía no detecte nada fuera de lo común, salvo los vuelos rampantes de varios pájaros azules y un que otro “guerigo”. No tardé mucho en llegar a los filos donde hablaría por teléfono. Quería saber que había pasado en las elecciones de Michoacán y a ver si no había novedad en mi casa. Antes de marcar amarre el caballo sobre el brazo de una “uña de gato” y marqué. Serían las nueve o nueve y media de la mañana. Me contesto el “Pipico”, mi pequeño demonio. Qué paso, como están, lo increpe, bien papá. Y sin preguntarle me atajó. ¡Papá, ganó el PRI en Michoacán!. Qué, le conteste sorprendido. ¡Sí!, hasta ahorita va como dos puntos arriba, me recalco. Y tu mamá, le pregunte, aquí está, ahorita te la pasó. Quihúbole, que hay, le pregunte a bocajarro. Que llovió muy bonito aquí y lo que te dijo el Francisco que ganó el PRI en Michoacán. ¡Ah! te habló Ricardo Barroso y me dijo que desde ayer te ha estado marcando pero que no entra la llamada. Le dije que andabas para el rancho y que allá no agarra el teléfono. Me dijo, aunque no lo escuché muy bien, que estaba en Veracruz. Sí, le respondí, debe haber ido al informe de Javier Duarte. En la tarde que regresó le hablaré, le conteste y cerré la llamada.

Después de hablar por teléfono me dirigí al filo del cañón con el termo de café. Me recosté sobre el tronco de un “palo adán” a disfrutar el paisaje que, aunque seco, precioso. Me serví un baso de café y comencé a recorrer lentamente con la vista hasta el más recóndito del cañón. Allá abajo, en el fondo, un manchón verde que me llamó la atención. Había dejado el rifle y los “miralejos” colgados sobre la cabeza de la silla de montar, así que me levanté para ir por el rifle y los “miralejos”. La 30/30 ni siquiera la había cargado. Ya que le metí el lente al manchón verde del que sospeche que podría ser un “hijuelachingada” en realidad se trataba de matorral de “algondoncillos”. Obvio, el paisaje seguía siendo el mismo que un día anterior salvo que ahora con la tierra mojada y un incesante vuelo de pájaros y cigarrones. Una vez más me sorprendió ver varios pájaros azules. Con la misma desamarré el caballo y tomé rumbo hacía el rancho. De regreso opté por tomar otra vereda a ver si veía un “hjuelachingada”. No se como estuvo que sin darme cuente me metí en un espeso bosque de “garabatillo” del que no salí ileso. Por fortuna no eran más de cincuenta metros. En cuando salí del tupido monte de “garabatillo” me detuve para prender un cigarro y apretarle el cincho al caballo que venía flojo. En eso estaba cuando de reojo vi la silueta de un animal –becerro o burro– que se agazapó en el tronco de un “brasil” seco. Tomé las riendas del caballo en la mano porque no había donde amarrarlo, saqué la 30/30 y le corté cartucho. No era burro ni becerro sino una venada flaca y amarillenta que ni siquiera hizo el intento por pegar la estampida. Triste espectáculo que me hizo reflexionar una vez más sobre la imperiosa necesidad de una veda, sí, de una veda integral que no solo prohíba la cacería sino que contemple vigilancia, recursos para construir pequeñas obras de retención de agua (ollas, represos, gaviones etc.) así como compra de forraje y en época de secas desparramarla en el monte. Levantar un verdadero censo cinegético y extremar la vigilancia particularmente en las zonas de reproducción y paridera. Está idea se la he planteado al diputados Juan Alberto Valdivia a quien lo he sentido bastante receptivo. Recuerdo que en el gobierno de Alberto Alvarado se decretó una veda de seis años que se respeto y dio excelentes resultados. Después que se levantó la veda, la reproducción fue exitosa.

Interrumpí mi reflexión luego de detectar varios “palos blancos” –los únicos con brotes verdes– y comencé a tumbar brazos con el follaje más verde para que comiera la venada. (No se si lo hizo, pero el animal se quedo grody, con la cabeza metida en el tronco del “brasil” seco). Me encaramé de nuevo en el caballo pensado en la veda. En una Ley Estatal para la Conservación de la Vida Salvaje. Así como existe una Ley Estatal de Pesca que calendariza periodos de captura, determina tallas y zonas de explotación, igual se puede hacer para el venado bura y cola blanca, paloma de ala blanca, conejo, liebre, gato montes, zorra, león (puma), coyote, mapache, borrego cimarrón, tejón, babisuri etc., que están reglamentadas por una Ley Federal que simple y llanamente no responde a los requerimientos ni a las necesidades de nuestro estado. (El caso de las UMAS es ilustrativo; han sido un reverendo fracaso en el estado. Experiencia recogida por Julia Carabias de los ranchos australianos que aquí nomás no han funcionado). Más increíble que sea en el DF, desde un cómodo escritorio, donde se decida las cuotas anuales de explotación, especies y periodos de caza. Peor aún que los “cintillos” (autorizaciones) se otorguen a clubes de caza de otros estados para cazar en BCS. Es una verdadera lastima que los clubes de caza que existen en BCS no se hayan preocupado por impulsar una verdadera veda integral no solo para el venado sino para todas las especies, así como aportar opiniones y alternativas para el diseño de políticas públicas orientadas al cuidado y preservación de la vida salvaje y del medio ambiente.

Sin darme cuenta, en medio de tribulaciones, pasó el tiempo. Llegue al rancho después del mediodía.

El fríjol con “patitas” tenía rato que lo habían “apiado” de las hornillas. Solo esperaban a que llegara para comenzar dejar “caí” las de harina sobre el comal. Me serví un baso de café y me quite la camisa porque me dio calor. Llevaba una camisa gruesa color verde olivo cuyas mangas venían totalmente desgarradas. Varios botones perdidos y los brazos como si me los hubiesen navajeado; sangre por aquí y sangre por allá. Antes de comer me lave para quitarme la sangre de brazos y cara con rasguños por todos lados. Después de comer, mientras el Prieto le quitaba la silla al caballo me dirigí al corral para tirarles alfalfa a un par de becerros. De pronto cayó la tarde y el viento del cañón comenzó a correr por las laderas refrescando la casa. Ni tardo ni perezoso tendí la cama de “lías” sobre el corredor y me dispuse echarme un “coyotito” (siesta). Descansaría quizás tres cuartos de hora. Me levanté a subir leña en la caja del pick up mientras el Prieto colaba más café. Llené de nuevo el termo, empaque los tendidos y me despedí del Prieto y su señora y fierros pa’ esta ciudad donde, como decía Guillermo Ochoa, la vida va.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com


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16 comentarios en “ABCdario

  1. Avatar de el chiludo del barrio el chiludo del barrio

    oye colectivo por que borras mis comentarios , y t hago una pegunta por que no revisas antes de subir las notas de este señor disque periodista que hace cada tonteria

  2. Avatar de eva cosio eva cosio

    EXCELENTE NARRATIVA,PERO «BASO» VA CON «V», ESTABA ENTRETENIDA LEYENDO Y ME AGREDIO COMO ESTABABA ESCRITA LA PALABRA, BASO, QUE NO DUDO QUE EL CAFE ESTABA RIQUISIMO, SE ME ANTOJO!!!jajaja

  3. moraleja;vota por el pri para que estas cosas cambien,hacer gordo el becerro 6 años pa que cuando terminen irse con los costales llenos. nada mas que esta dicho con tantas palabras bonitas que nos dislumbran y sin pensar caer en sus redes…jajajajaja….creen que somos idiotas o que…

  4. Avatar de Y mi ardilla apa Y mi ardilla apa

    Muy buena narrativa Victor y la mezcla que haces con la caceria y los temas de actualidad, pero no puedes hablar de conservacion de la especie si los andas cazando por que independientemente de la narrativa si vas a los venados y me consta. Verdad Pedrin. y me consta que compartes tus depredaciones con los que mencionas en la narrativa, entonces que., eres o no eres…………

  5. Avatar de la reyna la reyna

    seguramente dejo la venada viva, primero la mato, como la miro muy flaca haber pensado en la veda jajajajajajaja. deseguro no le importo si estaba flaca le disparo, como llegaria con las manos vacias.

  6. Avatar de El Cazador El Cazador

    Amigo es una extraordinaria reseña la que nos brindas el día de hoy, sigue bien y si comienzan a ladrar como acostumbran algunos perros, seguro que son perredistas ahora pintados de azules que no saben comer lamber sus heridas por sus frustaciones electorales. Salud !!!!!!

    1. Avatar de esteban esteban

      Buena reseña solamente el comentario se me hace fuera de lugar, el llevarles pastura a los venados, si hay muchisisimos rancheros que no tienen con que darle de comer a sus animalitos y que de ellos viven de su leche y/o de su carne, seria (siento yo) un desperdicio tirar en el monte toda esa apstura, en fin,….saludos

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