Neurosis del Chapulín

En un análisis simplista de la realidad, los estrategas de la neurosis del derrotado candidato a alcalde cabeño Arturo de la Rosa tienen el objetivo de repetir este año de 2011 el modelo político-electoral de la pasada campaña política: en medio de tropiezos y abusos de autoridad del gobierno perredista de José Antonio Agundez Montaño en Los Cabos, desanimo de la vieja guardia panista, alzamientos en vano de voceros de la doctrina humanista y secuestro del espíritu de pertenencia ideológica de los partidos políticos, invocarse como garantes la unidad para ganar las elecciones a partir de la dirigencia del CDM del PAN en Los cabos.

Con poco comedimiento y un gran sentido del humor negro, son los Neo panistas “chapulines” quienes recitan, orgullosos, el lema del momento: “que se vayan los románticos ineptos y que regresemos los sacrificados de la democracia sudcaliforniana”. Ésa sería la divisa del grupo de la Rosa para recuperar lo perdido.

Y entre el miedo a la descomposición social que los perredistas allegados al nuevo PAN sólo saben atender con autoritarismo y la corrupción como la factura inevitable de la gobernación, los “chapulines del PAN se preparan para ganar elecciones en Baja California Sur al congreso de la Unión en el 2012 y de ahí recuperar las alcaldías perdidas en el 2015.

Abajo queda la militancia de convicción y la sociedad. Si de veras es cierta la apreciación de que los “panistas sudcalifornianos” consideran prioritariamente la eficacia por encima de la corrupción y si de veras la sociedad ha decidido archivar los pasivos no resueltos de los nuevos iluminados del PAN de represión, corrupción, pobreza e imposición, entonces se confirmaría la tesis de que el principal candidato a la presidencia del CDM del PAN en Los Cabos  ha escalado posiciones sólo por su condición de someterse y ser el más fiel instrumento con el ex candidato perdedor Arturo de la Rosa, no por una propuesta de estrategia, liderazgo, unidad y proyección de gobierno ni por una revaloración ideológica. Al final, los militantes activos del PAN cabeño son tomados por Francisco García Valdez  nada más como aficionados facebookeros, lectores de TV y Novelas.

En este sentido, entonces los auténticos panistas de Los Cabos sí se merecen el regreso de los otrora PRI-PERREDISTAS al poder, con toda y su carga del pasado reciente. Porque entonces se confirmarían los datos de encuestas políticas sobre el desencanto de la democracia–una caída de la congruencia ideológica desde 1999  a 2010– y la percepción de que los panistas cabeños quieren eficacia y no democracia.

En este contexto va a celebrar el PAN su asamblea municipal el próximo 25 de los corrientes, para renovar al dirigente del CDM en Los Cabos. Y en el seno de la vida panista cotidiana: recientemente se eligió el Secretario General del PAN, Dr. Rafael Romero Joaquín, en una fiesta en la que salió a relucir lo oportunista y los acuerdos oscuros de la entonces Presidenta Alicia Uribe con Arturo de la Rosa para negociar su candidatura por encima de la asamblea que legitimaba a la Contadora y ex diputada del PAN Lourdes Orduño, a cambio de una insípida candidatura a regidora y posteriormente un cargo de cuarta categoría en el Gobierno del Estado, mientras las bases del partido, militantes y simpatizantes, como siempre, cargando en sus hombros los vicios terrenales de sus dirigentes.

Lo que queda entonces es la certeza de que un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus errores. Porque con todo y su aureola de “buenos gobernantes”, los “nuevos panistas” han estado marcados por una crisis creciente y acumulativa:

Francisco García entregó el colapso electoral después de veintidós años de estabilidad y vocación democrática del PAN en Los Cabos, Julia María Rodríguez terminó su encargo como Delegada del partido con la severa crisis de valores al entregar toda la maquinaria estratégica al entonces candidato del PRI Ángel Salvador –donde ella era candidata a regidora en la planilla del PRI- de quien no se sabe cómo se incrustó en la conciencia del albiazul para pactar y someter al propio Héctor Jiménez Márquez, Alicia Uribe condenó a los panistas a la deserción, la desunión y la desconfianza que  a la postre se reflejó en odio, carencias y deslealtades a los orígenes de la doctrina política humanista con tal de imponer a Arturo de la Rosa como candidato, lo que produjo la salida de tres panistas de gran trayectoria y liderazgo moral y lo que la llevó a fornicar la virginidad de los principios ideológicos tradicionales a cambio de su actual cargo como directora de atención a discapacitados en el actual Gobierno de Marcos Covarrubias Villaseñor, Arturo de la Rosa  hundió al Congreso del Estado al orillarlo a la más burda crisis de credibilidad por el presunto desvío de más de 8 millones de pesos para posicionar su candidatura por el entonces partido del PRD a la presidencia municipal de Los Cabos, coaligándose con otros legisladores para fraguar privilegios y prebendas a costa del erario público que hoy explica la imposibilidad de que el congreso llame a cuentas a ex funcionarios corruptos y ladrones, porque el –Arturo- sería el primero en ser llamado al banquillo y dejó la marca de la dinastía de la Rosa en el Poder, porque por un lado él se imponía en el PAN como adversario del hermano del ex gobernador perredista Narciso Agundez Montaño y por el otro mantenía a sus hermanos como secretario privado del entonces ejecutivo estatal y a los demás como candidatos a diputados paradójicamente en el PRD que al final provocó una devaluación de principios que empobreció la conciencia del ciudadano y le hizo perder  la esperanza y convicción a los panistas “duros” tradicionales, al grado de casi provocar el regreso del PRI al palacio de cantera.

Si los Cabeños no sabían o los panistas han olvidado estos hechos, entonces Francisco García será el presidente del PAN y todos los panistas de ayer y hoy tienen todo el derecho de votar por el regreso del exPRI-PRD al poder. Porque lo gracioso del caso es que los priistas perdieron el poder cuando se vieron obligados a democratizar el voto y terminaron su largo ciclo de fraudes electorales para mantenerse en el gobierno. Y luego resultará que la democratización del voto llevará a los ciudadanos a regresarle el poder al mismo PRI en 1999, como se revela en las noticias contemporáneas en las que figura el ex gobernador y ex dirigente nacional del PRD Leonel Efraín Cota Montaño en donde se muestra la aceptación y benevolencia de Enrique Peña Nieto al nombrarle uno de sus coordinadores para la guerra que se avista en el 2012 para el relevo de la presidencia de la Republica.

Si el PRD perdió la oportunidad para cambiar estilos y para relevar a su clase dirigente, el PAN estaría a punto también de perder la oportunidad de modernizar la política al reconocer en sus filas y limpiar el terreno a quienes ayer le cerraron el paso y los aplastaron por la vía del aparato del Estado. Ciertamente que a ello han contribuido los saldos negativos de las dirigencias de Héctor Jiménez Márquez y Alfredo Zamora García –marcados por la frivolidad al Senador Luis Coppola y sobre todo su obsesión por cederle el poder a sus correligionarios–, las complicaciones de Herminio Corral Estrada en la dirigencia del partido en el estado para administrar la crisis ideológica del PAN y sobre todo la decisión panista de posponer la verdadera alternancia y optar por el entendimiento con Arturo de la Rosa en Los Cabos para filtrar y apuntalar a un personaje de locura emocional ferviente como Francisco García Valdez para codirigir al PAN que ha beneficiado a la familia en el Poder  porque se han evitado cambios estructurales del Estado perredista.

Los motivos de celebración de Arturo de la Rosa tienen base en la tendencia de las divisiones y desajustes del PAN. El viejo PAN tendría que rezagarse a la incompetencia del  gobierno del PAN y el fracaso de la dirigencia nacional por el fundamentalismo mesiánico y caudillista de entregarle todo al Gobernador de extracción opositora a los principios ideológicos del partido.

Sin embargo, al final de cuentas, los fracasos de los partidos políticos no se acreditan sólo a los dirigentes sino que tienen su parte fundamental en las militancias que se han negado  prepararse, alistarse y modernizarse para cambiar. Y si la militancia panista sudcaliforniana se ha negado a cambiar, entonces se merece estar subordinada a los nuevos caudillos amamantados en el PRI, desarrollados en el PRD y de vuelta al poder.