Por Víctor Octavio García

Crónica

• La malillada

A Ricardo Barroso; al haber aprobado exitosamente su examen profesional. ¡Felicidades y enhorabuena!

Desde el sábado, el “Malecón” y el Toba, se habían ido a acampar a Santa Rosa. Había que preparar lo de la malillada del domingo. Sobre todo, el “atizadero” –leña de encino, uña de gato y un par de ollas “pozoleras”– donde enterrarían dos cabezas de res pa’ los invitados y familiares. El “Titi” Carballo también había agarrado brecha esa misma noche con las cabezas, la verdura y los menjurjes pa’ la “tatema”: Esa noche, cerca de las nueve, recibí una llamada del “Titi” que iba en camino a Santa Rosa. “Víctor, –me atajó, sin más– se me olvidaron los limones, hay te los encargos. Y que más, le pregunte, –no nomás eso, allá te espero–, me dijo y cerró la llamada. Para esto, invite a Ángel Gajón y a Raúl Pedrín–“pa’ hacer quipo”; a Francisco, mi pequeño demonio, Julio Adrián y Omar, estos dos últimos mis sobrinos, disque para “probar” el Silverado doble cabina que acabo de comprar Así, otro día era cosa de pasar por Pedrín, Gajón, los trastes pa’ colar café, un par de “ochitos” de Tecate Light, los limones y ¡fierros! pal’ rancho Santa Rosa. El motivo de la cita era solo de convivencia.
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