Por Víctor Octavio García
Cabildeo ante priístas
- Perredista; repartiendo saludos
- Víctor Madrigal, reciclado
La anunciada y postergada salida del todavía oficial mayor del Congreso del Estado, Javier Bermúdez Hernández, ha provocado que propios y extraños dejen entrever su indescriptible disposición a sacrificarse.
Y es que, lo que se antoja como una “renuncia irrevocable” de Javier Bermúdez a la codiciada posición, más que poner a pensar a las distintas fracciones que integran el poder legislativo sobre los graves problemas de desacuerdos políticos que provocan incertidumbre y descontrol político en el equilibrio de poderes –como éste y otros casos similares que se han dado en el pasado reciente– ha generado otro desacuerdo más, ahora para encontrar al sustituto ideal –otro perredista-leonelista en la Cámara local– que venga “abonar” sobre a un punto de equilibrio al interior del aparato legislativo, y que a final garantice una sana confluencia de acuerdos en el trastabillado quehacer legislativo.
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