
Por Víctor Octavio García
PRI
- Oposición leal
Con Ramón Alvarado Higuera (QEPD) mantuve al final una excelente e inmejorable relación personal no excepta al principio de críticas y desencuentros; buen tipo a secas, políticamente poco confiable; siempre leal a Esthela Ponce quien lo impulso dos veces a la diputación local, líder agrario e independientemente de lo que era su fuerte, la operación política; en su segundo periodo como diputado local todavía en la alternancia perredista, –Narciso Agúndez era gobernador–, Ramón Alvarado siempre votaba todo lo que proponía la mayoría perredista-petista aparentemente por nada, aunque los beneficios que obtenía –vía programas al campo– siempre mostraron lo contrario al “amor” que le profesaba al perredismo-petista con su voto de “opositor”, voto que tampoco era de okis; un día se cansó y decidió renunciar al PRI para irse al PRD-PT, se apersonó con Rosa Delia Cota Montaño, a la sazón presidenta de la Gran Comisión a fin de compartirle su decisión de dejar el PRI, Rosa Delia luego de escucharlo le dice en aras de desalentarlo; “no Ramón, no renuncies, como perredista no nos sirves, nos sirve como priísta” y le explico por qué.
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