Por Víctor Octavio García

Como en los viejos tiempos

• Cargada oficial y…
• Trampas y triquiñuelas

Si Ramón Alvarado no se queda con la CNC –como son las pretensiones de los que tienen secuestrado al PRI en el estado desde tiempos de la alternancia perredista– sólo el Diluvio: Delegado del sector, estructura de partido, recursos, changos y mecates –la cargada pues en su más clara acepción, que han velado armas a favor de su alebrestada candidatura. Dicho con otras palabras, en la dinámica de la renovación de la dirigencia estatal de la CNC, no solo nada ha cambiado sino que las cosas van de mal en peor.

Por un lado, el Delegado Nacional de la CNC –con toda la “carga ladeada”– “se va de lado” como dice la letra de una de las canciones del inmortal Pedro Infante, es el “gurú” que opera, a la diestra de los que tienen secuestrado el partido en el estado, una de las campañas más sucias de las que se tenga registro entre las “caras sucias” del PRI en el estado; ordena –instruye dicen los priístas– a diputados, regidores y cuadros del PRI a que se “tomen” la foto al lado de “su” candidato el “candidato oficial” en guateques, tlacuachadas y palos encebados en aras de exhibir a su gallo “pa’ la CNC”, es decir, al candidato de la camarilla entreguista que desde años tiene secuestrado al PRI en el estado.
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