Por Juan Carlos Méndez
- Ni Herminio, ni Madero… fue Carsten y Cordero.
- Ortodoxia económica, Trabajo y llantos.
Si no nos derrotó la derrota,
Que no nos derrote ahora la victoria.
–Luis H. Álvarez
Pasado el proceso electoral vienen rebasándolo las respuestas agrias y claridosas del comportamiento del ciudadano a la hora de emitir su sufragio. Y aunque columnistas y analistas deduzcan en torno a los grandes perdedores y los eventuales ganadores y las masas del circo romano electoral pidan echar a los leones a Herminio Corral Estrada o a Gustavo Madero, un análisis frío del proceso electoral, aporta otro elemento de análisis: el responsable de la debacle de Josefina Vázquez Mota en Baja California Sur, no fue el presidente del PAN, sino la desunión y el golpeteo de los “panistas sin chamba” y como pilares los exsecretarios de Hacienda Agustín Carsten y Ernesto Cordero.
En una elección clave para el posicionamiento firme hacia el 2015, el PAN fue a la guerra electoral sin fusiles. Y pese a los esfuerzos de distinguidos cuadros y aunque hubiese sido “macho” el candidato a la presidencia, los ataques contra el PRI y la ofensiva contra el crimen organizado fueron insuficientes, porque los electores demandaban empleo y salarios, no narcos muertos ni recordatorios del vigente jurásico priísta, que hacía mutis a cada recordatorio y arremetía con mas dinero y compra de tarjetas con 100 pesos de recarga en Soriana, listas para el día de la elección, una elección que se dio después del vaticinio de analistas extranjeros de que la economía mexicana caerá -8% en su PIB y de las cifras crecientes de empleos perdidos.
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