
- Pfstt Pfst.. Señor presidente ¿Dónde quedo aquel hombre con ideales?
- De acuerdo: abrazos, no balazos pero tampoco martinazos.
- Washington observando hacia la frontera sur.
No todos los presidentes de México han tenido hermanos incómodos. En el sexenio de 1940-1946 el ejecutivo Manuel Ávila Camacho tuvo su incomodidad con su hermano Maximino, cuyo sello distintivo era el que una mujer que le atraía no cesaba hasta que conseguía su objetivo. Le salió lumbre con el esposo de María Antonieta Pons, conocida artista cubana que le comento a su marido las pretensiones del primer hermano de México. Juan Orol se presentó ante Maximino y le dijo que cualquier cosa que tuviera que arreglar con su esposa lo iba a resolver con él. Santo remedio. Posteriormente y más recientemente Salinas de Gortari tuvo también su incomodidad, su hermano Raúl que había depositado millones de dólares en un banco en Suiza. Fue un escándalo nacional. Al llegar Peña Nieto se descongelaron las cuentas de Saúl y le entregaron su dinero, ganado pero no con el sudor de su frente.
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