Corazoncito de Ballena

Antonio Ceja

Para César Uzcanga Amador y su gavilla de secuaces la fiesta está a punto de terminar. Su detención ayer a medio día obedece a que en su contra pesan más de cuarenta denuncias por la principal actividad desarrollada durante casi doce años de gobiernos perredistas: el despojo e invasión de tierras.

Uzcanga, compadre del ex gobernador Narciso Agúndez y brazo ejecutor de las invasiones en la zona sur del estado de Luis Armando Díaz, corrompió, con la anuencia del ex mandatario, un extenso círculo oficial que con, la mano en la cintura, convocaba a decenas de miles de migrantes para meterlos en terrenos ociosos –pero muy costosos- para después, en unos meses, apropiarse por la mala de los predios sin que nadie dijera –ni hiciera- nada al respecto. Sencillamente, Uzcanga Amador tenía en la bolsa el aparato judicial estatal al grado de que hasta el que fuera procurador de justicia, estaba entre los protectores del ahora detenido. Era tal el control, que Uzcanga logró ordenar a un ministerio público -Mirna Janeth Germán Mendoza- a elaborar  más de diez citatorios  y girarlos a igual número de deudores de cuotas de los terrenos del predio “la ballena”, situación que a final de cuentas detonó en la detención del compadre de Narciso Agúndez. Era ya demasiado el descaro.
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