Raquel ROMO MEDINA
Los mexicanos continúan viviendo el que quizá sea el más tranquilo de los procesos de transición a la democracia plena. No sin dificultades, se sigue por parte del PRI esforzándose por consolidar el régimen mexicano y desde hace dos años se avanza de forma rápida en prácticamente todos los frentes, para dotar a las instituciones de mayor eficiencia, y así lograr que la respuesta gubernamental se acerque más a la satisfacción de la demanda social.
En ello, la democracia no es la excepción. A esa lógica respondió la reforma político electoral, con que todos los partidos transformaran al Instituto Federal Electoral en el Instituto Nacional Electoral.
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