- De Incendios y Milagros
Antonio Ceja
Como ya es una tradición se necesita que ocurra un percance para que las autoridades se pongan las pilas para realizar su trabajo.
En normal que ante la presencia de acontecimientos que pongan en riesgo la integridad de los ciudadanos, generados casi todos por la negligencia humana, que se desplieguen dispositivos con la finalidad de evitar que se repitan en un futuro.
Eso sucede en todo nuestro México lindo y querido.
En nuestro estado hemos tenido que pasar de tragedia en tragedia para que las autoridades se pongan las pilas. Para no ir tan lejos, el caso del crimen de Jonathan Ascencio obligó a las autoridades municipales a emitir una serie de declaraciones dizque para garantizar la seguridad de los parroquianos que acuden a disfrutar la vida nocturna de la capital. Se había anunciado, en su momento, que la autoridad municipal –en aquel entonces encabezada por Rosa Delia Cota- que se obligaría a los dueños de centros nocturnos a instalar detectores de metal con la finalidad de que los clientes no introduzcan armas de fuego o punzocortantes al interior de esos negocios.
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