Por Juan Carlos Méndez
- Alcalde fanfarrón
- ¿No que el poder daba güeva?
- Parlamentos
No desprecies a nadie; un átomo hace sombra.
–(Pitágoras de Samos)
Recuerdo en mis tiempos de estudiante que alguna vez el columnista Manuel Buendía escribió que si Kafka viviera en México sería un humilde redactor de boletines políticos. Y hoy tendría más razón que nunca: más que el dilema de Weber de la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, la política se resuelve en el escenario kafkiano del absurdo cotidiano.
Jorge Alberto Avilés Pérez, actual alcalde de Loreto se dispone a tomarle el pelo a Ricardo Barroso, a Isaías González, al PRI y a los loretanos. Sus críticas al gobierno del estado, a Isaías González con sus alianzas y a su Juanito, Jorge Gutiérrez, son engañosas y arregladas. Quiere que el PRI y Ricardo Barroso crean que hay ruptura. Pero la ingenuidad de Avilés lo ha llevado a escudar su lealtad con Isaías González y tirar el teatrito. Pero quedó revelado el juego perverso de introducir en Loreto a Flavio Davis y Jorge Higuera Panduro como un segundo Caballo de Troya en el PRI –el primero coqueteó con el PRD de Agundez y hoy nuevamente priísta y flamante Secretario General–.
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