Por Víctor Octavio García
¡Qué tiempos aquellos!
El Cantil de Abajo
Hace dos meses visite el Cantil de Abajo, fue un viaje de entrada por salida; el rancho quedó solo; Firmato Cota y doña Lupita ahora viven en esta ciudad obligados por sus padecimientos; Firmato sobrepasa los 80 años y a doña Lupita ya se le echan de ver los abriles. Me dio mucha tristeza ver la “huertita” con los arboles secándose y los corrales vacíos; el motor perkins diesel de cuatro cilindros que bombeaba agua para el rancho y a la “huertita” desde un batequis construido en pleno arroyo, bajo llave esperando nuevos moradores.
