
Por Víctor Octavio García
La mesa de la “Quelela”
A media mañana llegamos a la mesa de la “Quelela” con un hambre de la chingada, creíamos que encontraríamos ostiones con los Villalobos en el Conejo y nada, ni ostiones ni pescado, el “paraje” estaba solo, habían salido a un velorio pa’ Todos Santos, así que no hubo más que darle pa la “Quelela”, íbamos varios a “parajear” dos días y llevábamos suficiente bastimento (comida), la cocinada era lo de menos, cualquier se acomediría hacer algo; luego de bajar los “cachivaches”, el agua y poner la lona para la sombra, ora sí a preparar algo rápido y lo más rápido era dejar “caí” unas costillas en la parrilla, así que a buscar leña que hicieran brasas, mezquites, uña de gato y palo colorado, mientras se hacían las brasas y para aprovechar la lumbre puse fríjol en una olla de barro que teníamos especialmente para cocer fríjol.
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