- Piden que ya se haga la consulta pública
- Organismos ambientalistas atentos
Madrid.- El Dorado mexicano para los empresarios hoteleros se llama Cabo Pulmo. En el extremo sur de la Península de Baja California y frente al Mar de Cortés, bañada por aguas que esconden en su interior el arrecife más antiguo del Pacífico mexicano, existe una porción de tierra casi virgen para la construcción y la explotación urbanística. Tras varios intentos, un nuevo megaproyecto bautizado como Cabo Dorado planea levantar 22.500 cuartos repartidos entre nueve hoteles y residencias familiares, además de tres campos de golf. Después de conseguir que el expresidente Felipe Calderón parara la iniciativa de un proyecto similar llamado Cabo Cortés, los vecinos y las asociaciones en defensa del medio ambiente vuelven a advertir del desastre ecológico y social que podría suponer un proyecto de esta envergadura.
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