
La Paz (California) — En una noche que para muchos sudcalifornianos debía ser de duelo colectivo, el Estadio Arturo C. Nahl se convirtió en el centro de una controversia que hoy incendia las redes sociales. Mientras el Pueblo Mágico de Loreto despedía con lágrimas y silencio a los seis integrantes de la familia Higuera, asesinados por un comando armado, el Grupo Firme interpretó un narco corrido durante su presentación masiva en la capital del estado, pese a la disposición vigente que prohíbe ese tipo de contenidos musicales en espectáculos públicos.
El vocalista Eduin Caz, ante miles de asistentes, lanzó la frase que marcó la chispa del debate luego de que una chica con una cartulina les solicitara esa canción:
“¿Oficial, se puede cantar La Pantera aquí? La autoridad dice que no y yo hago caso… ¡Ya ni modo! Pues si nos apagan el concierto, a ch1ngar a su madr3!”
Acto seguido, la agrupación interpretó “Se Fue la Pantera”, una canción que alude al asesinato de un pistolero, desafiando abiertamente la normatividad local y el contexto de violencia que estremeció a Baja California Sur esta misma semana.
El momento fue interpretado por muchos como una falta de sensibilidad, una provocación innecesaria y una afrenta moral en medio del clima de dolor y miedo que se vive tras el crimen que conmocionó a Loreto. La coincidencia temporal —un narco corrido cantado mientras una familia entera recibía sepultura— terminó por cargar el acto de un simbolismo que no pasó inadvertido.
En redes sociales, las posturas se polarizaron. Un sector defendió la presentación bajo el argumento de libertad de expresión, señalando que la música —gustosa o incómoda— no debe ser censurada, sobre todo cuando el público la demanda. Pero otra parte de la ciudadanía exigió una sanción ejemplar, acusando a la agrupación de violar una prohibición conocida y de promover una cultura que normaliza al crimen organizado justo cuando el estado reclama paz, respeto y sensibilidad social.
El episodio abre una discusión de fondo:
¿Debe prevalecer la libertad artística incluso cuando confronta el dolor social?
¿O es momento de exigir responsabilidad cultural en tiempos donde la violencia deja huellas profundas?
Mientras tanto, la pregunta resuena entre indignación y aplausos divididos:
¿Debe ser sancionado Grupo Firme?
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