Del Tintero




ALIANZA PT, Morena, PVEM: ¡NO TIENEN CANDIDATO A GOBERNADOR!

or: Armando León Lezama

Sin suponer —más bien, con pleno conocimiento y versiones de integrantes del Partido del Trabajo—, no hay candidato a gobernador para la elección de junio de 2027.
La alianza Juntos Haremos Historia (PT, PVEM y Morena), en lo formal, sabe que habrá que ponderar muchas cosas, incluso el riesgo de perder la gubernatura de Baja California Sur.

De adelante para atrás, desde el 1 de noviembre de 2025, millones de mexicanas y mexicanos, conforme pasan los días, han comenzado a escuchar y repetir una frase: voto de castigo para Morena y aliados.

Más antes, el andar, gobernar y ejercer el poder ejecutivo estatal —tanto el gabinete formal como el ampliado— no logran cuajar buenos recuerdos, para miles, sobre los hechos durante el mando del primer gobernador emanado de la izquierda partidista, el profesor Víctor Manuel Castro Cosío.

Si bien es cierto que AMLO dejó bien “cocido el saco” donde están los adheridos al nuevo corporativismo social —la entrega de becas—, al reflexionar, podrían terminar como Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, dándose cuenta de que Agustín de Iturbide gustaba de ser emperador.

Es decir, en política, y más en la llamada Sudcalifornia, nada es para siempre, sobre todo en la elección a gobernador.
Desde 1993, el electorado de esta tierra sudpeninsular optó y adoptó la alternancia del poder.
Vota por quien engaña o se deja gobernar por quien hace maña para ganar.
Pero, una vez probado y reprobado, entrega su sufragio de castigo.

En la media península sur, muchos de los que no votaron por Morena y compañía están alebrestados, inquietos, decididos a un objetivo: voto de castigo para un gobierno que se cobija con el manto federal, pero que, en lo local, no convence a los no convencidos, que cada día son más.
La mayoría permanece en silencio; incluso, muchas y muchos al interior del mismo gobierno estatal, municipal y delegacional, cuyas decisiones de sus mandos laceran la intención de lealtad.

Otro hartazgo proviene de los escenarios forjados más para la vanidad que para el interés de ayudar.
Las hipocresías de integrantes del Poder Legislativo de la media península rayan en la autocrítica bien fundamentada del legislador Sergio Huerta L.—quien busca no quedar mal consigo mismo ni fallar a las y los sudcalifornianos—: “Nos estamos haciendo pendejos. Simulamos”.

En el caso de los gobiernitos municipales, ahí está el detalle: se creen ya gobernadores, por sus hechos.
Los Cabos, La Paz —lo de Mulegé es un chiste; la moreno-panista es una novela de la ignorancia con suerte— están alborotados y desencajados de la realidad.
Los sostiene la economía del erario público de sus “representados”.
Son monarcas ‘republicanos’.
No asumen su momento en el entendido de dar carta de naturalización a una democracia participativa de verdad.
Les gustan los escenarios de aplausos y de engaño social.
No le entran al diálogo ni al debate entre diferentes en razones y conocimientos.
Mienten cuando dicen trabajar para el pueblo.

Es entonces que, en el todavía llamado Palacio de Gobierno del Estado de Baja California Sur, no hay sucesor a la fecha.
Lo único seguro es el candidato del PT —que no de la alianza—.
Así lo han dicho Alberto Anaya, Narciso Agúndez y Mercedes Maciel Ortiz, tres distinguidos petistas.

En Morena hay, para suspirante a gobernador, una fila tortillera que empieza en la Secretaría General, sigue con quien quiere caer en la Presidencia Municipal de La Paz, y continúa hasta senadurías, diputaciones federales y otros tantos ocurrentes.
En el PVEM piensan en Manuel, pero sería mejor Leonel Cota Montaño.

Lo certero es: el fantasma de la ALTERNANCIA DEL PODER acecha.



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