
La Paz (California) — Lo que hasta hace pocos años habría parecido impensable en la capital sudcaliforniana ocurrió este fin de semana y quedó registrado en las imágenes difundidas por el reportero Leonardo Rondero: la emblemática clínica 1 del IMSS, ubicada en la calle 5 de Febrero, colapsó por completo ante una saturación hospitalaria sin precedentes, revelando el profundo deterioro del llamado “sistema Dinamarca” que el Gobierno Federal presume como modelo nacional de salud.
Las fotografías muestran una escena que indigna y preocupa: pacientes recostados en bancas, en el piso y en los pasillos del área de urgencias, debido a la falta absoluta de camas disponibles. Afuera, en la sala de espera e incluso en plena vía pública, una decena de personas aguarda atención médica, muchas de ellas con dolor evidente, lesiones visibles o requiriendo valoración urgente.
Enfermos, adultos mayores, mujeres y personas con movilidad limitada permanecen en filas improvisadas, intentando obtener un espacio en un sistema que simplemente ha sido rebasado.
Esta situación, nunca antes vista en La Paz en estas dimensiones, confirma que la crisis no se limita a los hospitales del IMSS Bienestar, como el Salvatierra —donde la falta de presupuesto, insumos, medicamentos y personal ya había sido denunciada repetidamente— sino que ahora alcanza también a la clínica 1 del IMSS, una institución históricamente reconocida por su capacidad y que hoy muestra señales de colapso.
El desbordamiento de pacientes evidencia un fracaso estructural en la operación del sistema de salud federal en Baja California Sur, contradiciendo de manera frontal el discurso oficial que presume servicios de calidad, abasto garantizado y atención al estilo de los países nórdicos. Mientras tanto, la realidad en La Paz habla por sí misma: personas enfermas obligadas a esperar en condiciones indignas, sin espacio, sin privacidad y sin un sistema capaz de responder a sus necesidades más básicas.
La denuncia pública de Rondero reaviva el debate sobre la crisis sanitaria en el estado y coloca un foco rojo urgente en la operación del IMSS y del esquema IMSS Bienestar, que hoy parecen estar más lejos que nunca de aquello que prometía el llamado “sistema Dinamarca”.
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