Loreto (California) — El júbilo que envolvía las calles de Loreto con la tradicional carrera off road Loreto 400 se transformó en consternación y silencio. Mientras los motores rugían en el centro histórico, la noticia corrió de boca en boca: una mujer había sido hallada sin vida cerca del Panteón.

Lamentablemente, los rumores se confirmaron. Elementos de la Policía Municipal localizaron el cuerpo entre matorrales de la calle Pargos, a un costado de la carretera Federal.

La víctima, una mujer de 37 años, presentaba golpes visibles, principalmente en la cabeza, como si hubiera sido atacada con un objeto contundente. Parte de su ropa interior se encontraba rasgada, lo que apunta a un posible ataque sexual. La escena fue de inmediato acordonada y se dio aviso a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Baja California Sur.

La autoridad confirmó que se inició una carpeta de investigación por el hallazgo ocurrido la mañana del domingo 26 de octubre, en un camino de terracería de la colonia Miramar. Peritos en criminalística y agentes de la Agencia de Investigación Criminal realizaron el levantamiento de indicios, mientras el cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde la necropsia determinó como causa de muerte traumatismo craneoencefálico.

La víctima fue identificada como originaria de Loreto, una mujer conocida por vecinos de la zona. La PGJE aseguró que continuará con las investigaciones hasta dar con el o los responsables, reafirmando su compromiso de procurar justicia y combatir la impunidad en Baja California Sur.

Sin embargo, el impacto social es profundo. Loreto, orgullo histórico y cultural de la península, vive días sombríos marcados por una creciente ola de violencia.

En los últimos meses, los crímenes han ido en aumento, afectando principalmente a jóvenes. La alcaldesa Paz Ochoa ha solicitado mayor presencia de las fuerzas de seguridad estatal y de la Procuraduría ante la escalada de hechos sangrientos que golpean la tranquilidad del municipio.

Lo que debía ser una jornada de celebración deportiva terminó convertida en un recordatorio brutal de la fragilidad de la paz en la que alguna vez se presumió como la ciudad más segura de Baja California Sur.