¡Insiste IBARRA en afiliarse a MORENA!


La política sudcaliforniana se ha visto sacudida nuevamente, esta vez por el intento de afiliación del doctor Ernesto Ibarra Montoya —ex candidato a la alcaldía de Los Cabos por el PAN— al partido Morena, el mismo movimiento que hasta hace poco él descalificaba abiertamente. Su repentina conversión ideológica para sumarse a la precampaña de la alcaldesa de La Paz, Milena Quiroga, rumbo a la gubernatura de 2027, ha generado repudio, desconcierto y molestia entre los verdaderos militantes de la izquierda en Baja California Sur.

El hecho ha sido calificado por muchos como una jugada oportunista, una maniobra personal disfrazada de adhesión política. Y aunque el discurso oficial de Morena promueve la apertura y la pluralidad, lo ocurrido con Ibarra Montoya ha puesto en evidencia una fractura moral dentro del movimiento: la diferencia entre sumar votos y sumar convicciones.


“No es sumar por sumar, debe haber sentido ético”

El propio gobernador Víctor Castro Cosío, referente histórico de la izquierda sudcaliforniana, se vio obligado a marcar distancia del asunto.

“No es sumar por sumar; debe haber siempre un sentido ético. Si no hay ética y moral en la vida de las organizaciones políticas, pues dista mucho”, advirtió el mandatario estatal, en una declaración que resonó más como advertencia que como comentario casual.

Castro Cosío, cuidadoso de su papel institucional, aseguró que no intervendrá en los temas internos del partido. Sin embargo, sus palabras fueron claras:

“Sumar, pero gente que realmente tenga solvencia moral y convicciones. Pero si yo he andado en cinco o seis partidos, sí es complicado; si fueran de izquierda está bien.”

El mensaje no podría ser más directo. En la trayectoria política de Ernesto Ibarra Montoya, quien ha pasado por PAN, PRI, PRD y ahora busca refugio en Morena, no hay convicción sino conveniencia.


De adversario feroz a “aliado” repentino de la 4T

Hace apenas unos años, Ibarra Montoya protagonizaba discursos encendidos contra el propio movimiento que hoy pretende abrazar. Desde su candidatura panista atacó las políticas de la Cuarta Transformación, acusando a Morena de improvisación y autoritarismo.

Hoy, en un giro que muchos califican como “una tragicomedia política”, busca ser parte del equipo que impulsa la candidatura de Milena Quiroga, quien hasta ahora ha guardado silencio público sobre el tema, aunque, según fuentes internas, la noticia provocó incomodidad entre los cuadros fundadores del partido.

Para muchos militantes, la adhesión de Ibarra representa una traición al ideario de la izquierda y un insulto a quienes han trabajado desde los primeros años para construir Morena en Baja California Sur sin esperar cargos ni favores.


El escándalo digital: una foto falsa y un intento desesperado

A la controversia política se suma un episodio de muy mal gusto: la difusión de una imagen alterada con inteligencia artificial, en la que Ibarra Montoya aparece junto a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. La fotografía, evidentemente manipulada, circuló en redes sociales justo cuando la mandataria atendía la emergencia por las inundaciones en Veracruz.

El gesto fue interpretado como un intento burdo de legitimación pública, una maniobra propagandística que terminó exhibiendo aún más la falta de ética y prudencia del ex panista.


La reacción de la militancia y el papel de Alejandro Rojas

El periodista Juan Carlos Méndez informó que el líder moral de Morena en Los Cabos, Alejandro Rojas Tirado, ha recibido de manera provisional los documentos de solicitud de afiliación del doctor Ibarra, para ser enviados a la Ciudad de México, donde se decidirá si son aceptados o desechados.

Rojas, quien goza de respeto dentro del movimiento por su trayectoria de izquierda, se ha mantenido institucional, pero la base morenista no ha disimulado su molestia. En redes sociales y reuniones internas se repite una frase:

“No se puede abrir la militancia solo por abrirla. Morena no es un refugio de políticos reciclados.”


Conclusión: la ética como frontera

El intento del doctor Ernesto Ibarra Montoya por integrarse a Morena no solo revive viejas heridas políticas, sino que también pone a prueba la coherencia moral del movimiento. En tiempos donde la lealtad se cotiza barato y las convicciones se diluyen con los beneficios del poder, la izquierda sudcaliforniana enfrenta una disyuntiva: mantener su identidad o convertirse en un mercado de conveniencias.

Como bien dijo el gobernador Víctor Castro Cosío:

“No se trata de sumar por sumar.”

Porque cuando se pierde la ética, la política deja de ser proyecto y se vuelve negocio.
Y eso —justamente eso— es lo que Morena prometió cambiar.


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