En Corto


LA NOTICIA DEL DÍA DE HOY MARTES 19 DE AGOSTO ES: DEFENDER A LA SIERRA PERO TAMBIÉN AL OCÉANO

Por Carlos Manuel González Muñoz

Empresarios de Los Cabos solicitan a la Comisión Nacional del Agua, Conagua, que les otorgue certeza y facilidades para que cada desarrollo hotelero pueda construir su propia planta desalinizadora. Hasta el año 2023 son 45 los hoteles que ya cuentan con su propia planta.

Manuel Guerrero Luna, Director del Organismo de Cuenca Península de Baja California de la Conagua, afirmó a periodistas locales que los empresarios hoteleros plantean “depender menos de las redes del Organismo Operador de Agua Potable y Alcantarillado del Ayuntamiento de Los Cabos , el encargado de abastecer de agua potable a la población”. Buscan, aseguró, “que el agua disponible de fuentes locales sea sólo para la ciudadanía”.

¿Privatización en puerta?

Guerrero Luna declaró a la prensa que “los desarrolladores buscan certeza para construir sus plantas desalinizadoras, y creo que esto serviría para liberar volumen del acuífero. Así este llegaría a la población”. Además, afirmó, “no implicaría inversión pública, ya que los desarrolladores asumirían los costos, mientras que Conagua facilitaría los permisos y los procesos técnicos”.

Las declaraciones del funcionario de la Conagua son un adelanto de que la petición de los empresarios hoteleros será aceptada por las autoridades, con el pretexto de que serían una alternativa a la crisis hídrica de Los Cabos.

¿Desalinizadoras por doquier? ¿Una planta en cada hotel? ¿Qué sucederá con el daño al medio ambiente marino provocado principalmente por las descargas de salmuera al océano? ¿ Qué pasará con la captación de grandes cantidades de agua del mar? ¿Con la perturbación de los ecosistemas locales y la cadena alimentaria? ¿Con el calentamiento del agua?

El funcionario de la Conagua reconoce que tanto esa dependencia como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat, “tienen que tener una normatividad para que el agua de retorno cumpla con características específicas, y cada vez estamos más modernizados con equipos y sistemas, pero no se puede autorizar el funcionamiento si no hay pruebas en la calidad del agua de consumo y de retorno”. ¿Será cierto?

Las interrogantes son muchas: ¿Qué sucederá con las descargas masivas de salmuera y la biodiversidad? ¿Cuántos peces y plancton pueden quedar atrapados en la succión del agua marina?

¿Qué sucedería con el alto consumo de energía eléctrica que requieren estas plantas? ¿ Con la emisión de gases de efecto invernadero si la energía de estas plantas proviene de fuentes no renovables? ¿Qué pasa con la acidificación del océano?

Si bien es cierto que se trata de un proceso de conversión del agua salada en agua potable muy socorrido en territorios áridos y en sitios insulares, como es el caso de Baja California Sur, no podemos ignorar que son procesos tecnológicos complejos que plantean un gran desafío medioambiental y social.

Se trata de tecnología que no puede ser adoptada a la ligera y a espaldas de la sociedad con el pretexto de estar resolviendo la crisis hídrica que existe no sólo en este municipio, sino en toda la entidad porque: ¿Instalar plantas desalinizadoras en los cinco municipios sería la solución?

Como dice el refrán: “Sale más caro el caldo que las albóndigas”

A espaldas del pueblo, en lo oscurito, son 45 las plantas desalinizadoras que ya están funcionando sin la regulación sanitaria y administrativa necesaria, un grave error que habrá que atender porque las autoridades federales provenientes de la Cuarta Transformación, a diferencia de las anteriores, no están para cumplir exigencias de particulares que dañen el medio ambiente y vulneren el derecho de las actuales y futuras generaciones a gozar de un medio ambiente sano.

Sin embargo en el caso de la entidad es necesario tomar en cuenta un argumento de mucho peso antes de autorizar la petición de los hoteleros cabeños, porque Baja California Sur tiene en sus litorales el mayor de sus tesoros y patrimonio, el espacio en donde se originan las dos actividades económicas más importantes y distintivas de la entidad: La pesca y el turismo.

Rodeada de mar, abrazada por el océano, Baja California Sur tiene el privilegio de contar con recursos naturales que la hacen única, especial, por eso mismo sus habitantes estamos obligados a proteger el mayor y más importante de sus riquezas, junto con la Sierra de La Laguna: Sus costas, la biodiversidad de sus litorales, la limpieza de sus playas, esteros, bahías y arrecifes.

Resolver cualquier tipo de crisis a costa de perjudicar a la naturaleza siempre fue, es y será una pésima decisión.

Defendamos a la sierra pero también al océano.


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