En Corto


LA NOTICIA DEL DÍA ES… “AUTORIZAN EN TODOS SANTOS EL MEGAPROYECTO TURÍSTICO DELEK”

Por Carlos Manuel González Muñoz

El capitalismo salvaje no descansa ni un segundo y ahora amenaza con devorar 22 hectáreas más del litoral peninsular.

En Las Playitas, Todos Santos, según comunicado publicado el pasado jueves 5 de junio en la Gaceta Ecológica, “la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEMARNAT, resolvió autorizar a la empresa Impulsora de Desarrollo Manatí S.A. de C.V., la construcción de 50 viviendas unifamiliares, 40 departamentos en condominios verticales, un hotel de cinco estrellas y otro estilo “boutique”, tres zonas comerciales, restaurantes, clubes de playa, una planta desalinizadora y otra para el tratamiento de aguas residuales”.

En la nota publicada por Andrea Villareal, en Tribuna de La Paz, se afirma que “durante el proceso de evaluación ambiental se llevaron a cabo consultas públicas y se solicitaron opiniones técnicas a diversas dependencias, entre ellas a la Secretaría de Planeación Urbana, Infraestructura, Movilidad, Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEPUIMM de Baja California Sur, quien emitió una opinión técnica favorable”.

La nota también destaca que “el ayuntamiento de La Paz no presentó su opinión técnica antes de la fecha de resolución por lo que se consideró que no tiene objeciones para que el proyecto se lleve a cabo”.

Finalmente la reportera afirma que “el proyecto representa una intervención significativa en el entorno natural de Las Playitas, una zona que ha registrado un creciente interés inmobiliario y turístico. Colectivos ambientalistas y habitantes de Todos Santos han expresado en el pasado su preocupación por el incremento de megaproyectos en estos ecosistemas debido al riesgo de afectaciones ambientales a largo plazo”.

Hasta aquí la nota.

Aunque el comunicado de la SEMARNAT se sustenta en una aparente legalidad, surgen varias interrogantes: ¿En verdad hubo de por medio una consulta pública? ¿dónde puede consultarse esta? ¿a quiénes entrevistaron? ¿cuándo y dónde se realizaron las asambleas? ¿fueron abiertas al público? ¿cómo se puede constatar que el proyecto cuenta con la aprobación de la población?

Apenas el pasado viernes 6 de junio, el profesor Víctor Castro Cosío se había comprometido ante habitantes de Todos Santos que su gobierno no autorizará ningún proyecto turístico que amenace al medio ambiente y que rechacen las y los vecinos.

¿Delek es la excepción? ¿el ejecutivo estatal no detectó anomalías? ¿riesgos de ningún tipo? ¿Por qué el ayuntamiento de La Paz se mantuvo ausente y no emitió un dictamen? ¿es un asunto menor que Milena Quiroga haya optado por no emitir una opinión al respecto? ¿qué la llevó a avalar con su silencio este proyecto?

La preocupación que compartimos muchas y muchos lugareños es genuina y se justifica porque no se trata de cabañitas ecológicas, sino de la construcción de obras de tal magnitud e impacto ecológico en una entidad federativa cuyo único atractivo e imán para el capital privado pareciera que es deshacerse de sus litorales, rematar a extraños sus playas, el paisaje, un territorio en venta donde el saqueo, la corrupción y la impunidad encubren una criminal e ininterrumpida destrucción de ecosistemas.

Pero no sólo es el efecto directo e inmediato en el medio ambiente. ¿Y el fenómeno de la gentrificación? ¿ la dolarización de las economías locales? ¿ la carestía incontrolable del suelo urbano? ¿la pérdida acelerada de soberanía sobre el territorio? ¿son acaso asuntos menores? ¿sin importancia?

Tiene que decirse fuerte, en voz alta: Los megaproyectos no sólo destruyen el medio ambiente. También son un peligro para las comunidades porque dividen a la población entre quienes defienden los bienes públicos y aquellos que hacen de la venta “a cachitos” de la naturaleza, una mercancía disponible al mejor postor.

¿Acaso no existen opciones diferentes de desarrollo económico? ¿estamos condenados a hacer del turismo de sol y playa, la única vía para la creación de empleos?

Para este debate no partimos de cero: En la UABCS existe desde hace una década la carrera de Turismo Alternativo, y son varias las generaciones de profesionistas egresados que cuentan con conocimientos y la experiencia suficientes para la promoción del debate, aportar ideas para la elaboración de un diagnóstico apropiado que nos libere de este destino sin futuro en el largo plazo.

Es urgente detenerse y discutir qué vamos a hacer con nuestros litorales y con nuestras playas porque la venta indiscriminada de estos sólo nos conduce a la pobreza, a la pérdida de identidad y patrimonio, a la ignominia.

Una última pregunta: ¿Existirá alguna autoridad interesada realmente en detener a los depredadores? Porque todo indica que más bien los protegen.


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