
VOLVER A ESCRIBIR. LA PRENSA Y SU FUNCIÓN SOCIAL.
Por: Armando León Lezama
36 años sin interrumpir jornada.
Antes, 7 años de pinitos.
El caso que la vida me llamó a ser una especie de escribano solitario y a la vez, ciudadano social, publirelacionista, de tendencia a la izquierda mexicana, desde los tiempos de estudios de preparatoria – José María Morelos y Pavón, en la ciudad de La Paz, Baja California Sur -.
Quizá he tomado el hecho cotidiano de escribir, como si mirara el amanecer cada mañana.
Transformándo el eco de mis letras en luz de sol, en viento viajero, en soplido del mar a dentro, en nubes de todos los colores existentes, en notas musicales…
Existiéndo.
Desdoblando mi pensamiento a la palabra escrita.
Ahora, bien.
En el inicio de la caída de hojas del calendario gregoriano del año 2025, sé seguiré como deber ser propio y costumbre mía, seguir escribe y escribe.
Lo distinto tiene que ser la conclusión de la reflexión de algunos años con más de lo mismo.
La conclusión és:
Prensa ha olvidado su función social.
Por ello, presente, futuro…, son los tiempos para dar lo mejor de nuestra formación en en noble oficio del periodismo.
Es decir, el quehacer cotidiano de informarse e informar, para generar entre la opinión pública, una agenda de interés de la cosa pública, de la dinámica de la vida social, de asuntos en rezago y cotidianos que afectan la convivencia humana en una entidad Sudpeninsular, que va en crecimiento demográfico hacia su millón de habitantes en breve tiempo.
En un entorno maravillosamente geográfico.
Lástima que las manchas urbanas y mucho en lo rural, en el descuido están ésas áreas, con más notoriedad en los municipios de La Paz y Los Cabos.
Sinembargo, en proporción, ya que son comunidades menores en habitántes, la cultura de la contaminación ambiental, domina en todos los municipios del Estado de Baja California Sur – Comondú, Loreto y Mulegé -.
Volver escribir. Como si se tuviera frío, hambre, sueño, dolores, enfermedades, abandonos, desesperos por los dramas en la dinámica de la vida social, familiar, personal.
Hacer eco, llamamiento, extrañamiento, pronunciamiento, de la voz de los demás, en mayoría o minoría, sin importar credo, ideología, estatus social, menester, reclamo, denuncia,… La verdad es desnuda; la mentira le robó su vestimenta.
Lo mismo, hay que hacer con lo que se hace o deja de hacer, en lo legislativo federal y local, lo gubernamental institucional, los gobiernitos de ayuntamientos municipales, las representaciones del gobierno federal.
Los partidos políticos vacíos en sus instalaciones, el empresariado enconchado en sus negocios, las organizaciones ciudadanas de parapeto, …
Los grupos de lucha social nunca ausentes, que seguirán haciéndo presencia pública, porque en sus mentes, corazones, y planes de vida, laten aspiraciones de gran calado: VI municipio; Control Sudcaliforniano de áreas protegidas; ¿Cambio de género? Una lucha ciudadana; Defensa obreros, estudiantes, amas de casa, infancia y adolescencia; ¡No a la minería tóxica! : Ni en el aire, el suelo y subsuelo, mares, …; Cultura ecológica social, comunitaria, vecinal, familiar, …; …
El caso que no se trata de ver todo mal; sí de poner sobre la mesa, al frente, en agenda, lo que es menester resolver por el bien de las y los seres humanos en su sobrevivencia y supervivencia en sus moradas colectivas – ciudades, pueblos, comunidades – y hogareñas.
Hacer periodismo es tener labor cotidiana, en el día a día, es vivir para informarse, para formarse un deber ser, para informar no por informar; sí para contribuir a tener una humanidad despierta en juicio, desiciones, criterios, posturas, opiniones, … en el ejercicio de democracia participativa.
En el rol de la convivencia de derechos y obligaciones.
En las faenas de lo cotidiano, lo de corto, mediano y largo plazo, sin olvidar las planeaciones visionarias de la ilusión y lo posible.
Es entonces, que un «nuevo tiempo» – 2025 – hago de nueva cuenta conclusión que volver a escribir desde el noble oficio hecho periodismo, es más que un modo de vida.
Es compromiso consigo mismo y responsabilidad con las y los demás seres vivos – vivos y ancestros -, la naturaleza terrestre y lo universal.
Así sea.
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