
DIRIGENTES DEL PAN Y PRI, DELINCUENTES CON FUERO
Por Carlos González Muñoz
Jorge Romero y Alejandro Moreno, dirigentes nacionales del PAN y PRI, respectivamente, son dos políticos con mucha fortuna porque hasta el día de hoy gozan de libertad y poder, a pesar de ser acusados reiterada y públicamente de corruptos, de ser un par de auténticos maleantes que consideran al Estado y a la actividad política como un espacio para el lucro personal.
Se trata de dirigentes carentes de autoridad moral para representar y conducir los destinos políticos de las y los ciudadanos de este país que ejerciendo sus derechos cívicos, se identifican con la oposición de derecha.
Jorge Romero, dirigente panista, ex delegado de Benito Juárez en la CDMX, recién electo presidente nacional del PAN, es famoso por su pertenencia al “cartel” inmobiliario, organización criminal que se aprovechó de los cargos públicos para enriquecer a sus integrantes, autorizando la construcción irregular de más de 700 departamentos y además, apropiarse de recursos públicos millonarios destinados para la reconstrucción de viviendas dañadas por el sismo de 2017.
Alejandro Moreno, “Alito”, el priísta, por su parte, a su paso por la gubernatura de Campeche dejó una estela de corrupción que incluye la propiedad de siete mansiones de lujo cuyo valor comercial supera los 120 millones de pesos. Es famoso también por haber vendido candidaturas al mejor postor, aprovechando su cargo como dirigente del partido.
Ambos personajes están libres, gozando de la protección que les otorga el fuero constitucional por ser diputados federales.
En EU, Donald Trump, otro bandido, fue elegido Presidente recientemente.
Por lo visto, la elección de delincuentes se está haciendo costumbre entre las oposiciones de derecha.
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