Por Víctor Octavio García
El estilo
Forjar el estilo para un periodista es como lanzar la marca de un producto al mercado; tarda en conocerse y bien a bien no se sabe sí tendrás éxito; claro sí lo logras ya está del otro lado; llevo más de cuarenta años depurando mi forma de escribir, al fin silvestre y atropellada, y aún no puedo decir con satisfacción y convencimiento que logre forjar una identidad, un sello personal, la marca de mis escritos.
Cuarenta años inmersos en una constante y ruda lucha por salir del montón, por ser yo, yo y mis circunstancias –como decía José Ortega y Gasset–; hoy sé que me identifican porque llevo muchos años en este oficio ora sí más por mis escritos (garabatos) que por un estilo personal depurado y reposado; en el bajo mundo de los malquerientes sobran que te cuelguen sambenitos.
Esto me llevo a escribir mi primer libro, luego el segundo y el tercero con el quiero cerrar un ciclo más como emborronador de planas, el tercero es un proyecto, una idea sin aterrizar; la necesidad de trascender es mucho más poderosa que la capacidad misma, máxime para un periodista como un servidor chapeado a la antigüita, de lento aprendizaje y con una fuerte discapacidad (sordo), eso sí la lucha se hace.
Pese a mi permanente insatisfacción de buscar un estilo que me identifique he logrado abrevar en otras experiencias periodísticas escribiendo relatos e intentando redactar crónicas, sin embargo me siento demasiado lento para aprender nuevas técnicas; lo único que sé o estoy medianamente convencido es que a estas alturas de mi vida de política escribiré poco y eso al menor es un buen referente; de tanto perder olvide ganar.
Puedo decir, sin presumir, que el tiempo y las circunstancias me han enseñado a jugar con el score, la política dejo de apasionarme y ahora son mis circunstancias las que ocupan mi tiempo; nada más estimulante y gracioso que repasar lo poco o mucho que haya hecho sonriéndole a la vida y vivir cada segundo de la vida de la mejor manera; haciendo lo que me gusta hacer.
Las nuevas generaciones tienen mucho tiempo para aprender y pueden perder y desperdiciar su tiempo video-grabando globos aerostáticos como ovnis o editando declaraciones a modo como ocurre frecuentemente con la nueva orneada de “periodistas” en el feis, lo de menos es el rigor periodístico, el estilo, el sello de la casa; las nuevas generaciones quizás no comprendan que en escenarios polarizados y crispados como los que hoy vivimos es poco lo que se puede hacer para labrar un estilo, lo más práctico es convertirse en un periodista del montón.
Hoy vivimos otros tiempos y lo que antes se veía como algo anti ético e incluso fuera de contexto como dicen los gringos –dejemos el rigor periodístico y el estilo de lado– se ve hasta natural, vamos, lo que no hacían los “periodistas chayoteros” ni los “periodistas corruptos” lo hacen los escribidores de la 4T sin el menor pudor; a inicio de semana el comisionado de pesca en el estado se le fue a la yugular al alcalde de La Paz, y eso que pertenecen al mismo partido más no al mismo chiquero; lo que tanto han criticado de la “prensa chayotera”, de los periodistas que “escriben por encargo” lo hacen los “escribidores” de la 4T abrevando en un periodismo faccioso, de camarillas, de tribus irredentas; el diputado Esteban Ojeda tiene un asistente que cobra como tal y como maestro jubilado que le dio por escribir aunque sepa poco o nada de la responsabilidad que encara un periodista, y en sus garabatos, eso sí garabatos, no deja santo con cabeza; por intuición, frustración, resentimiento o consigna golpea periodistas ante la más mínima insinuación; vil basura, tema que dejaremos para otra entrega –y varias más– en aras de llamarle pan al pan y vino al vino en medio de la gran farsa que hoy vivimos a la sombra de la 4T. ¡Échense ese trompo a la uña!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com
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