Anticultura Covid-19

Antonio Ceja

A una semana de cumplirse la apertura parcial de las actividades esenciales en el país, la tasa de contagios por covid-19 se han incrementado exponencialmente debido, principalmente a una deficiente campaña de prevención y atención promovida desde el gobierno federal. Ante el embrollo sanitario, varios estados del país decidieron apechugar de manera particular la crisis sanitaria logrando mejores resultados de contención del virus.

Y es que ante las contradicciones del doctor Hugo López-Gathell en el manejo informativo de la crisis sanitaria, los resultados finalmente fueron desastrosos y mantiene a México con el doble de la tasa de mortalidad por covid-19 con relación al resto del mundo donde se aplicaron medidas como las adoptadas en nuestro país.

Sumado a lo anterior, la necesidad urgente de reactivar la economía nacional el gobierno federal implementa un semáforo el cual debe ser adoptado por las entidades federativas de acuerdo a la gravedad de la emergencia sanitaria y es ahí, precisamente, donde la situación se torna más peligros por una simpe razón: la ignorancia de los mexicanos.

Es un hecho que la cultura nacional de la prevención está en pañales. Ejemplos sobran, como el caso de las enormes filas de personas esperando comprar cerveza o la necedad de acudir a zonas como las playas o centros recreativos pese al enrome riesgo que eso significa.

En la Paz, por ejemplo, las playas, lugares tradicionales del esparcimiento choyero, registraron desde el pasado lunes una afluencia impresionante de visitantes sin que ninguna autoridad estuviera presente. La Zofemat administrada por el ayuntamiento de La Paz carece de personal para ejercer una debida vigilancia en la zona de playas y será una verdadera labor titánica controlar a los miles de paceños que visitarán el próximo fin de semana los más de 15 balnearios tradicionales abiertos al público, éstos pueden ser un polvorín que puede explotar porque, ante la ausencia de la cultura social de la prevención y al nulo control de los accesos por parte de la Zofemat, las aglomeraciones pueden resultar en enfrentamientos entre paceños: unos exigiendo una sana distancia y otros aferrados a que les da lo mismo convivir “en bola”.

Existen y están al alcance de todos nosotros los protocolos que debemos de adoptar para llevar paulatinamente a buen puerto la llamada Nueva Normalidad. Asumir la responsabilidad que permita cortar los contagios es deseable si no queremos volver a adoptar el auto confinamiento solo por la nuestra terquedad de que todo “ya pasó” cuando en realidad estamos en el pico máximo de contagios.

Adoptemos la cultura de la prevención y con ello, seguramente saldremos adelante; solo atendiendo las regulaciones sanitarias se logrará acelerar la entrada de nuestro estado a una normalidad que destaque por la seguridad resultado de la cultura ciudadana para entender la gravedad del covid-19. Ignorarla sería entrar a una etapa de retroceso muy peligroso que acabaría de darle la puntilla a la ya demacrada economía y salud sudcaliforniana.