LA MUERTE DEL PERIODISMO: SIGLO XXI

Por: Armando León Lezama

En memoria de mi amigo, Jorge Ugalde Gorozabe – + -. Periodista que no se amedrentó al poder público.

Para Junio de 2020, la sentencia venida de periodistas y escritores de mediados del siglo XX, particularmente reflexivos al potencial del Internet, que se inicia como herramienta militar, era, que la inmediatez de la información, traería como resultado la extinción del periodismo: Su muerte.

El uso de los géneros periodísticos – la crónica, el reportaje, el artículo de fondo, la nota informativa -, vendrían a menos, por la gran bocanada de opiniones, información saturada y no verificada su verdad, que circularía sin ton no son, como se hace actualmente a través de las redes sociales.

Sería el espectáculo, el rumor, la subjetividad, el entretenimiento, formas de moda.

Dejando de lado la información comprobada, el trabajo objetivo, el periodista con tinta de periodismo.

El poner por delante o que se pongan, al frente de empresas periodísticas los no periodistas, es otro elemento que le da al traste a la credibilidad de la información; que se transforma en mercancía.

El salto de la prensa escrita al internet, pasando por la televisión , pone a los periodistas en otro escenario.

Se podría decir, con circunstancias acentuadas en la banalidad.

La voracidad de los nuevos informantes, dejan el plano de la verdad por el del interés personal.

Son difusores, confundidores, cuenta a su modo y no como fue.

El relato de los informantes digitales, deja de tener verdades; por opiniones subjetivas.

Pesa más la amistad con los poderes establecidos formalmente, que indagar verdades objetivas.

Pesa más la vanidad y banalidad de los difusores que dar cultura del buen informar.

Por ello, aunque en lo melancólico se extraña la convivencia de los compañeros y/o amigos los días 7 de junio, creo que el virus viajero, es más sabio:.

No son momentos de nada festejar cuando a nivel mundial se está minimizando las democracias como medio de acuerdos, entre los pueblos, para pasar a una especie de dictadura sanitaria que puso a temblar las economías, que falsea información y la manipula, que tiene un trasfondo muy obscuro.

Poniéndose a tono con la caída del periodismo.

Con el surgimiento de un caudal momentáneo de información no verificable.

Con nuevas formas de confundir a las masas sociales, la colectividad en ciudades, para ponerlas en el desamparo de la verdad. A decir de esos estudiosos de la dinámica de la vida social, el resultado de un análisis a conciencia y ciencia cierta, estaríamos en el año 2020, en los inicios de la caída del buen periodismo: El escrito.

Para pasar a una era de desinformación y opiniones subjetivas que creen reemplazar la ciencia del saber, el espíritu de investigación y la formación de culturas sabías.

Nada más falso.

Las redes sociales no hacen periodismo; es el periodista quien deberá en lo singular buscar la forma de contar verdades; no su verdad.

Nada que festejar en el ocaso del periodismo.