Hambre y pobreza: como anillo al dedo

Antonio Ceja

Las evidencias del deterioro económico que enfrenta desde ahora nuestro país no son suficientes para hacer reaccionar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Si bien es verdad que la pandemia del covid-19 ha acelerado la crisis económica nacional, ello no basta para que el gobierno federal reaccione adecuadamente y, apelando a la torpeza de no endeudar al país, a López Obrador le saldrá más caro el caldo que las albóndigas y, como siempre, serán los trabajadores y la sociedad en general la que tendrá un panorama más oscuro que el universo mismo.

El cierre por la cuarentena del 90 por ciento de los negocios y empresas no significan más que una oportunidad que cae “como anillo al dedo” según reconoció López Obrador en una reflexión patética y peligrosa cuyo desenlace no parece preocupar al jefe del ejecutivo federal.

Para el presidente del país es suficiente destinar miles de millones de pesos a “los más pobres”, término que no ha quedado muy claro ya que la pobreza alcanza casi el 42 por ciento de la población (https://www.animalpolitico.com/2019/08/pobreza-mexico-reduccion-anos-chiapas-guerrero-oaxaca-veracruz/) lo que complica aún más a qué tipo de pobres destinará el gobierno federal tantos millones de pesos.

Pero mientras son peras o manzanas, la pandemia empieza a hacer su parte: pasar a la fase 3 de la misma, significa la debacle del sistema nacional de salud y el deterioro inminente de la economía del país ya que las restricciones para parar la pandemia serán más estrictas al grado de declarar un Estado de Excepción o de Sitio y donde la población nacional verá lastimosamente que ni todo el dinero del mundo porque no habla comida que alcance tornándose ésta escasa y despertando los instintos de supervivencia para sobrevivir la escases de alimentos, medicinas, hospitales, servicios públicos y, en materia económica, la bancarrota de las MPyMes con la consecuente desocupación laboral.

López Obrador está prácticamente condenando al país a la quiebra económica sin importar la salud de los mexicanos, al menos, así lo ha demostrado: se burló, junto con otros patanes de Morena, de la gravedad de la pandemia y sus consecuencias y, lejos de escuchar a los empresarios, a los que le pagan impuestos para que López los tire en inútiles programas sociales, prefiere aniquilarlos y quedarse con los supervivientes pos pandemia para salir a cantar una victoria pírrica sobre las ruinas de un país que se cansó de pedirle que cambiara de rumbo haciendo oídos sordos.

El hambre, la desesperación de millones de familias por no tener que comer; los asaltos, saqueos y asesinatos en aras de conseguir alimentos por no haber tenido una estrategia pronta y expedita de parte del gobierno federal, serán sumados a las cifras negativas del presidente más terco, esquizofrénico y ególatra confirmando, con ello, que no sabe gobernar, pero es experto en destruir.