ABCdario


Por Víctor Octavio García

¡Qué tiempos aquellos!

* Travesía

Ildefonso García Torres, de oficio arriero y tejedor de cabestros, durante su noviazgo con mi bisabuela Enedina “Nina” Cota Cota, infinidad de veces cruzo la sierra de Caduaño a Todos Santos, mi bisabuela trabajaba con el “Chino” Tabasco, conocido hacendado de todos Santos donde aprendió las primeras letras del abecedario; había conocido a mi bisabuelo cuando arriaba ganado de la sierra a San José del Cabo donde era embarcado (playa de Palmilla) al estado norte de BC, su noviazgo terminó en 1906 cuando se “robó” a mi bisabuela cruzando de noche la sierra de Todos Santos a Caduaño con su prometida montada en las ancas del caballo.

La historia la conocí a través de mi familia que era comentaba a manera de chiste y gracia; mi bisabuelo murió en 1963 a la edad de 93 años, siendo sepultado en el panteón de Miraflores a la vera de un palo verde que ya no existe; todos los años los días de los “muertos” acompañaba a mis tías e incluso a mis papás a llevarle flores y prenderle velas donde a manera de chiste casi siempre le preguntaban frente a la lápida de su tumba “oyes Ildefonso, y cuándo te robaste a Nina Cota”, claro la pregunta tenían que ver con la hazaña del “robó” de mi bisabuela que él mismo platicaba en vida; en 1906, cuando el caso sucedió –como inician los corridos– mi bisabuelo decidió en sus solitarias noches de jinete que pasaba en la sierra “robarse” a la dueña de sus amores, un día antes se descolgó de la sierra en un caballo prestado que tenía un defecto de nacencia, era muy pedorro, eso sí buen animal, fuerte, de buena alzada y de mejor caminar, ese día temprano llegó a Todos Santos donde por medio de una “comadrona” se puso en contacto con mi bisabuela para planear lo de la “huida”, él se había abonado para comer con el “Chino” Tabasco donde mi bisabuela la hacía de cocinera, y a esperar que comenzara a “anochecer” para concretar el plan; en la tarde, todavía con la luz del día, le puso la montura al caballo y lo dejo amarrado a “trasmano” para la hora de la “huida”.

Esa noche, en un lapsus en que ni los perros ladran, tomo de la mano a mi bisabuela y la subió en las ancas del caballo con la brújula puesta sobre la imponente sierra, pronto dejaron atrás los caseríos de carrizo y techos de palma de Todos Santos para internarse a trote de caballo en la sierra, justo al comenzar a “encumbrar” el caballo comenzó a sentir la carga (peso) del jinete y su prometida y comenzó pedo y pedo, al principio mi bisabuela pensó que el “pedorro” era mi bisabuelo y no se aguantó y le dice, “Ildefonso vienes tirándote “pedos” y mi bisabuelo suelta la risa y le contesta, “yo no soy Enedina”, es el caballo”, mi bisabuela dudo de la repuesta y soltó un pujido en señal de que no le creía, sería más adelante cuando comprobaría que el “pedorro” no era su novio sino el caballo.

Cruzan la sierra entre pedo y pedo hasta descolgar sobre el cañón del picacho San Pedro y San Pablo y llegar al Cayuco con los papás de Abel García –pariente de mi bisabuelo– a tomar café y desentumirse, los invitaron almorzar y se quedaron hasta en la tarde para descolgar a Caduaño metiéndose el sol, donde la única y principal noticia que se contó a lo largo de varias semanas fue el “robó” de Nina Cota y la travesía del “caballo pedorro” por la sierra en una noche cualquiera de 1906; muchos años después conocí a Abel García y a su esposa Sostenes que le profesaban afecto y cariño a mis bisabuelos y a toda mi familia, ellos vivían en El Salto, cerca de la represa de Caduaño en San Pedro al pie del cañón del picacho de la sierra de San Pedro y San Pablo, y en ocasiones se iban pal Cayuco a vivir por temporadas que con el pasar de los años se convirtió en un “cambiadero” en época de secas donde le daban agua al ganado y existían varias centenarias matas de mango criollo, hace muchos años que no recorro esa zona que conocí prácticamente en mi niñez; hoy en los momentos difíciles por los que atravieso junto con mi familia, de preocupaciones y estrés, se agolpan recuerdos de tiempos idos que no volverán, de tiempos que moldearon mi carácter dándole sentido y razón de ser a mis inalienables derechos de pertenencia e identidad con mi tierra. Que Dios los Bendiga.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com


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