Desprotección Civil

Antonio Ceja

Con la debida prudencia que el caso de emergencia amerita, se agradecen, desde luego, todas las acciones que en materia de apoyo a los grupos más vulnerables pudieran realizarse para minimizar, aunque sea un poco, la crisis que ya se siente a nivel general.

Héctor Olvera Pérez, responsable del manejo y administración de los mercados públicos del municipio paceño, me envió en mensaje privado, la iniciativa que está realizando la Dirección de Protección Civil municipal en el sentido de promover una colecta de alimentos e insumos de primera necesidad para los más necesitados que, sin duda, serán de una gran ayuda.

Pero surge un pequeño detalle: hoy por hoy, la obligación social es no salir de casa, bajo ninguna circunstancia –a menos que sea esencial- porque estamos en medio de una pandemia mortal. Lo anterior, desde luego, es una obligación, primero, de la misma autoridad municipal o de cualquier nivel de gobierno, el predicar con el ejemplo para que los ciudadanos acaten tajantemente las disposiciones sanitarias que amerita la actual situación. Luego, sabemos que el gobierno federal, a través de la secretaría del Bienestar que encabeza Víctor Castro Cosío, cuenta desde hace más de 1 año, un padrón confiable de las personas a las cuales se destinaran varios millones de pesos que le permitan a los más necesitados, irla pasando en casa encerrados por obvias razones.

La idea -más bien ocurrencia- de Nolzuly Almodóvar de promover la colecta donde, por cierto, ya han cooperado casi todas las oficinas y dependencias municipales y se espera que el público le entre a esta iniciativa en plena contingencia y ante la incertidumbre económica generalizada por el cierre del 95 por ciento de los comercios, dicha iniciativa tiene más dudas que soluciones a un problema real pero que por la crisis sanitaria que vive el estado, simplemente es imposible que funcione; veamos por qué:

El centro de acopio, ubicado en la sede de la DMPC está en la vía pública e, invariablemente, tiene que haber alguien que reciba y registre los donativos para darle transparencia a la captación.

Una vez que cierre la convocatoria –no se sabe cuándo será eso- los alimentos donados tendrán que guardarse al menos cuatro meses, si bien nos va, ya que, la estimación para levantar la veda sanitaria en el país podría prolongarse hasta agosto o septiembre, que es, por cierto, cuando los huracanes golpean al estado.

Finalmente, si se decida repartir los donativos en los próximos días, éstos tendrán que transportarse y entregarse a través de una cuadrilla de la misma DMPC donde al menos dos empleados, portando el logotipo del ayuntamiento paceño, harán una labor que en nada corresponde a la dependencia municipal pudiendo caer en una serie de omisiones como el de ejercer atribuciones que no competen a esa oficina municipal.

Además, como ya se comentó, está vigente la cuarentena hasta nuevo aviso lo que hace imposible, primero, que la convocatoria funcione por las restricciones sanitarias y, segundo porque la misma restricción anula la intención de entregar las mercancías colectadas y que, seguro, estarán almacenadas varios meses pudiendo caducar su vigencia útil.

Caso contrario y, conociendo como se las gastan en el ayuntamiento paceño, es la de salir a repartir los donativos casa por casa con el evidente riesgo de contagio porque la obligación es la de no salir de casa salvo en casos esenciales. Once horas antes, la misma titular de PCM publicaba la necesidad de no salir de casa rogando hacer conciencia social ante la pandemia en una clara contradicción institucional de alto riesgo.

Repartir comida no es un caso esencial y menos para la oficina de la licenciada Nolzuly Almodóvar ya que su responsabilidad, es la de velar que la ley en materia de protección civil se cumpla en el municipio paceño y dejar las convocatorias de colectas para el DIF municipal y en otros tiempos donde la pandemia sea cosa del pasado.