ABCdario


Por Víctor Octavio García

Puerto Chale


La última vez que estuve en puerto Chale, hace cosa de tres o cuatro años, la euforia por el callo de hacha (zafra) no me permitió ver que más allá de ese rico y peleado manjar la pesca de escama y la sobreexplotación de los mares agotaron las perspectivas de desarrollo en esa zona como ocurre en la gran mayoría de las zonas pesqueras en el estado; la pesca con anzuelos y redes (orilla) es la peor opción para el pescador libre, no hay producto y el que hay es escaso y restringido (vedas); cierto, no es un problema nuevo aunque se ha ido agudizando cada vez más ante el agotamiento de los recursos pesqueros por la sobreexplotación de los mares en un sector que solo aporta el 4% del PIB a la economía local; en la costa del golfo de California o mar de Cortes la situación es más dramática.

En el pacifico los pescadores cada vez recorren distancias más distantes de la costa para hacer magras mareas con todos y los riesgos que implica quedar al garete en alta mar o mar abierto; de no ser por las corridas migratorias de algunas especies como el huachinango, guitarra, pierna, jurel, pargo, tuna, lenguado y la época de la garropa, vaqueta, corvina, wahoo etc., la pesca ya se hubiese extinguido; el tiburón, dorado, picudos y las mantas están vedadas y la langosta y el ostión reservadas a cooperativistas.

En aquella ocasión el callo de hacha era abundante, tenía buen precio y mercado seguro con todo y el acaparamiento del producto por parte de los coyotes e intermediarios; invitado por un viejo amigo (pescador) de ir a “comer callo de hacha” deje de lado mi sensibilidad y olfato como periodista y le entre con ganas a los callos de hacha, ostiones en la piedra y pescado empapelado; la fiebre por el callo de hacha aderezaron mi visita a esa bella comunidad; durante el aquelarre les comente, después de escuchar algunos pescadores quejarse por la situación que tenían dos opciones y salidas que trabajaran en esa dirección; dejar de prescindir del azuelo y las redes y buscar apoyos y financiamiento para adquirir embarcaciones con las pudieran hacerse a alta mar cuando menos 30 o 45 días pescando y dos, ir pensando en el turismo y en embarcaciones afines.

Hace un par de días el alcalde de La Paz Rubén Muñoz visito Puerto Chale con la visión muy clara de ir socializando a la comunidad a fin de se vayan preparando para una eventual y necesaria conversión de su actividad; el turismo; la sola visita del edil no va atraer visitantes en masa pero ayudara a crear e ir creando conciencia de que Puerto Chale demanda otro trato; ojalá que el alcalde lea el momento y se aplique en un tema que más tarde que temprano tendrán que evaluar y analizar con detenimiento; el de la pesca ribereña y la suerte del pescador libre ribereño.

La peor opción o salida es la que impulsan y promueven algunos organismos no gubernamentales (ONG’s) en el golfo de California o mar de Cortes, privatizar los mares, costas, islotes, cayos, bahías y ensenadas al amparo de declaratorias ambientalistas; de ocurrir lo que cabildean organismos no gubernamentales como Nipajará de declarar el golfo de California como área natural protegida será el tiro de gracias para numerosas familias que viven y han vivido de la explotación sustentable y responsable de la pesca artesanal ribereña.

En los próximos días iré al campo pesquero Los Burros, al norte de La Paz, invitado por pescadores que traen fuertes y serios problemas; estoy invitado a pasarme dos o tres días para recorrer sus intransitables brechas –donde tienen que sacar el producto (pescado y moluscos secos y salados) a lomo de burro–, y convivir con los pescadores, claro la invitación es más plana; ir a comer pescado, ostiones, almejas, caldo de chopas oreadas y machaca de cabrilla seca. ¡Qué tal!

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com


Descubre más desde Colectivo Pericú

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario