Del Tintero


EN BAJA CALIFORNIA SUR
2024, LA CAÍDA DE LA VIEJA CLASE POLÍTICA

Por: Armando León Lezama


Para el año 2019, en los nombres de los pretensos a cargos de elección popular, aún hay quienes vienen de la línea sucesoria del viejo régimen priísta, o de la llamada familia priísta, como solía decirse hasta finales de la década de los años noventa del siglo pasado.

Otra característica, rumbo al 2021, es que aquellos que fueron vecinos de ciudad – La Paz – u otros municipios de la entidad sudcaliforniana – Los Cabos, Comondú, Loreto y Mulegé – en tiempos de niños, ahora, son parte de cargos en los poderes públicos, con diferentes siglas de partido político; pero con la querencia de los recuerdos y la sudcaliforniedad.

Podemos decir entonces, que estamos, en la antesala de la caída de los descendientes de la vieja clase política, que tuvo dos sacudidas históricas en los últimos 30 años del siglo XX:

La primera, propiciada por el frente de unificación sudcaliforniana, que motivo la transformación de territorio a Estado libre y soberano en el primer quinquenio de la década de los años 70,s del siglo XX, erradicando los mandos militares y colocando en su lugar, gobiernos civiles.

La segunda, durante el proceso estatal electoral que desembocó en una votación de hartazgo al régimen del PRI el 7 de febrero de 1993.

Con las banderas del PAN – partido acción nacional –, que en esa ocasión, hicieron eco de la insurgencia ciudadana, los electores le quitaron al PRI, gobiernos municipales y mayoría en el congreso local, dejándole un gobierno estatal débil.
Debemos decir, que en el Estado de Baja California Sur, tras esos dos movimientos legítimos de la ciudadanía, que defendieron, primero, la sudcaliforniedad y la madurez cívica, política y cultural.

Y segundo, abrieron paso en ese 7 de febrero de 1993, vía votación, a la figura electoral de La alternancia del poder.

26 años después, la ciudadanía ha pasado del PAN – 1993 a 1996 –; A la izquierda partidista: PRD, PT, CONVERGENCIA – 1999 – 2011; Y regresado al PAN, 2011 – 2021.

Para la elección de 2018, a excepción de la gubernatura de Baja California Sur, algunos curules en el congreso local y el municipio de Loreto, que son del PAN; Tres de cinco municipios y mayoría en el Poder Legislativo Sudcaliforniano, son del llamado movimiento de regeneración nacional – MORENA –.

En 26 años, los mismos grupos, los mismos nombres, sentados en sillas de poder con membrete político diferente.

Las mismas promesas, los mismos discursos.

Sin embargo, veo venir un holocausto político en 2024, para lo que pudiera parecer una pandilla política. Herederos de los rieles de la interrumpida revolución mexicana, unos y otros, forasteros azules. Incluso hay pretensiosos de ser luchadores sociales, cuando son lobos con piel de oveja.

Pero todos, se tocan con pétalos; no con espinas. No son ni siquiera opositores auténticos. Son teatreros.

Será entonces, de nueva cuenta, que los electores tomen las riendas tras el desaseo del proceso estatal electoral y las componendas de sus actores y autoridad electoral en 2020 – 2021.

Será la votación del 2021, una contienda de amigos. La última de los herederos de la vieja guardia priísta, aún se vistan de tricolor, azul o de sepia, en el Estado de Baja California Sur.

Y la de 2024, “no la para ningún fraude electoral”. Será la elección de los nuevos rostros, de los nuevos avecindados, de los fuereños sudcalifornianos,
810 mil habitantes, cuando menos, ya estamos en la media península. Muchos, hoy anónimos, suplirán a la camada política que darán su último suspiro en el año 2024.

No hablo que serán mejores; solamente, que el relevo en los cargos de los poderes públicos, no serán para los mismos.

Lo que si se prefigura, es que, serán tiempos de rebelión ciudadana. El país mexicano se desborda en población centroamericana y de otras naciones del planeta tierra.

Choques culturales a falta de previsión social de parte de los gobernantes actuales, el regreso del neoliberalismo que erradicará al Obrador ismo, la invasión silenciosa de los estadounidenses a territorio del norte de México, incluida la media península sudcaliforniana, el genocidio mundial contra los pobres y poblaciones enteras, entre otros males, colocarán a la población cada vez más creciente del Estado 30 de la república mexicana, en una lucha de sobrevivencia; e irónicamente, estaremos conviviendo en la geografía sudpeninsular, con el gran capital del sector de turismo de alto poder adquisitivo, el aniquilamiento de la tierra por extracción y explotación de oro del subsuelo de la entidad californiana y el do mestizaje de la población más paupérrima.

El presente, es pasadero. El pasado, aleccionador. El futuro, incierto para miles y miles de habitantes del Estado de Baja California Sur.

Cabe expresar, que después de la familia priísta, que logró plácemes como clase política hasta la década de los ochenta, tras el destierro de la bota militar en los altos mandos del gobierno en los inicios de los años setentas, a la fecha – 2019 –,, no se consolidó ninguna otra clase política.

Más bien, fueron gambusinos, mercenarios, aventureros,…quienes intentaron forjar un grupo élite sin lograrlo, haciendo política electoral solamente.

Por su parte la población tiene su ejército ciudadano y su grupo elector, que han demostrado, que quien guía los cambios de siglas partidistas, son los representados; no los gobiernos, legisladores y políticos.

Sean entonces, los presentes, nuestros años felices, mientras llegan las sacudidas de la población que como maremotos, todo trastocan.


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