Diputados modorros en el fútbol de pestañazo

Iván Hernández URUSQUIETA

Todavía no atesora éxito deportivo alguno con la selecta, pero varios seguidores del balompié nacional ya le vieron madera de político, perfil candidateable, al nuevo entrenador del TRI: el colombiano Juan Carlos Osorio.

Y es que con el coyotito que el ex director técnico del Sao Paulo se aventó en pleno juego de México contra Panamá, muchos entusiasta del soccer se convencieron de que por su repentina somnolencia, Osorio al estilo de la corcholata Salinas tiene las facultades para soñar como Cuasimodo y por lo tanto -como mínimo-  puede aspirar a una diputación local o federal, ya que las gráficas tomadas en los órganos parlamentarios del país nos han dado numerosos ejemplos de que tener facilidad por el pestañazo diurno es cuasi requisito para ocupar un cargo de representación popular.

Solo falta recordar aquella enternecida imagen de 2012, en la que, cual querubín en su periquera, captaron al entonces diputado local Ramón Alvarado Higuera haciéndole al mormilón en plena sesión ordinaria del Congreso de BCS, con su carita ladeada, los oclayos cerrados, y las manitas entrelazadas, mientras sus compañeros se aventaban una cerrada cascarita callejera de pronunciamientos interesantísimos desde la tribuna.

Y que decir del  coordinador del PRD en el Senado de la República, Miguel Barbosa quien al más puro estilo de “a la rorro niño”, quedó en profundo letargo en pleno horario de labores NO porque fuera llamado por Morfeo, sino al escuchar los tediosos soliloquios que cual si fueran protagonistas de la obra teatral “defendiendo al cavernícola” se aventaban en tribuna Cesarín Camacho del PRI y Jorge Luis desPreciado del PAN que

A propósito de albiazules, parecería también que el cabeño Ernesto Ibarra se fue hacer la meme a San Lázaro –Cámara Federal de Diputados-, porque ni luces de él desde que tomó protesta en esa encomienda. Aunque habría de reconocerse que hay ocasiones en que para evitar un papelazo –tanto por los dichos como por los hechos- conviene quedarse o hacerse el dormido. Estrategia que al parecer está siguiendo desde su curul el galeno Neto Ibarra, para no caer en el ejemplo de Jisela y Herminio que en su intento de derogar la homologación del IVA en zona fronterizas terminaron por emular al Piojo Herrera en su insistente declaración previo al mundial de que haría campeón al TRI en Brasil 2014.

La expectativa que tiene la afición al balompié nacional es que los directivos de la FEMEXFUT logren convenir un patrocinio con La Choya o El Exquisito, ya de malas con el Marino, para que –con la talega- le sirvan a Juan Carlos Osorio unas tazas de café –más negro que la conciencia de Decio de María- y con ello puedan remediarle la hipersomnia al nuevo timonel del TRI.

El clamor de la porra es que en su debut como técnico del TRI –durante juego a disputarse contra el Salvador el  viernes 13 de noviembre en el estadio Azteca- Osorio no solo esté bien despierto, sino que posea un planteamiento técnico eficiente para lograr una victoria, porque ante su falta palmarés –que solo incluye tres campeonatos en torneos del fútbol colombiano al dirigir al Atlético Nacional-  son varios los entusiastas de este deporte que están listos a parafrasear al príncipe Willem Alexander durante su visita a México en 2009, cuando afirmó que “camarón que se duerme se lo lleva la chingada”.

Y mientras el despido a Javier Alarcón de televisa desmodorra a los aficionados al balompié nacional con la posibilidad de que también retiren de las transmisiones televisivas a los animalescos Pollo Ortiz y  Andrés MU–esos mirreyes que te obligaban a ver en “mute” los juegos porque hacían de la crónica futbolística una antonomasia del fastidio-, los verdaderos panistas que -en voz de Oscar Higuera- se dijeron desplazados de los cargos públicos en la entidad, esperaran que les den una chance laboral en los cambios que según los analistas políticos habría enero. A lo mejor, a manera de respuesta para los albiazules de la vieja guardia, les filtran un golazo verbal en el que sea escuche la contundente frase “que huevaaaaaaaa”.