Gambeta política


Vuoso para procu y el voto de confianza para el jugador foráneo

1 a piojo herrera

Por Iván URUSQUIETA

Los aficionados de vocación nacionalista tomaron el anuncio como una burla, pero la convocatoria del Toro Vuoso al TRI formaba parte del cálculo hecho por el Piojo Herrera para llevar –en junio de 2015- un equipo B a la copa América de Chile, y presentar -al siguiente mes- el selectivo estelar en la copa Oro de Estados Unidos.

Y es que al creernos especialistas en la materia, los millones de entusiastas por el fútbol que hay en el país nos sentimos con conocimiento suficiente para criticar –y hacer burla- hasta de la mínima decisión que tomen los entrenadores, aunque luego nos cacheteen como a Martinolli.

Así, cuando se enteraron que el ahora delantero de la máquina cementera era llamado a la selección mexicana, innumerables seguidores del balompié nacional tuvieron ataques de risa solo comparables con las carcajadas que despiertan los osos peñistas entre los cibernautas, como aquel en que del plato a la boca se le cayó su pastel de cumpleaños, o el reciente, en que durante una grabación con motivo del mes patrio se le resbaló la banda presidencial.

Los apasionados del soccer –como dicen los gringos- se risoteaban con la convocatoria al TRI de Matías Vuoso por considerarlo un tronco en la cancha, un delantero con la coordinación de quien tiene dos pies izquierdos, un rematador fallón que ni con la portería vacía es capaz de anotar.

Pero la decisión del Piojo Herrera incomodó más por ser la nueva convocatoria de un naturalizado al combinado azteca, la participación en el selectivo mexicano de un jugador nacido en Argentina, y con ello se revivió esa añeja inconformidad deportiva de que habiendo tantos jugadores en el país–miles seguramente- ¿Por qué alinear un delantero que no nació en territorio mexicano? ¿Por qué quitarle la oportunidad a uno de tantos compatriotas que con incontables sacrificios perseguían su sueño de vivir del fútbol?

Pese a las protestas, el Piojo lo alineó en todos los encuentros –contra Bolivia, Chile y Ecuador-  y para sorpresa de los detractores fue Matías –el extranjero, el naturalizado- lo poco rescatable que tuvo México en su mediocre participación en la copa América. Solo se disputaron tres partidos y mandaron al TRI de vuelta a casa, pero en cada uno de estos cotejos fue Vuoso quien aportó el desgaste, el carácter y quizá hasta la única pizca de técnica futbolística del representativo nacional.

Solo hace falta recordar el segundo gol que le metió a Chile para empatar el partido contra el equipo que a la postre fue campeón del torneo. Picó hacia el área chica tras “fildear” un centro lanzado desde media cancha, midió el achique que le hizo el internacional portero Claudio Bravo y con pericia arqueó su pie derecho para darle dirección a la pelota que acabó envuelta en la red. Con ese golazo, el malquerido -por no nacer en esta tierra- dio por terminada la controversia, una polémica muy similar a la que se ha vivido en las últimas semanas en este rincón choyero, donde sin saber a ciencia cierta si el nuevo procurador de justicia será un litigante foráneo, hay grupos políticos que al ser hoy oposición – y sin tener mayor argumento de debate- han iniciado una campaña de micronacionalismo histérico.

Casi parecen catalanes separatistas -nomás les hace falta ser letrados -, pero su discurso también está sustentado en evitar el intervencionismo externo. En un mundo que lucha por la equidad, este grupo de políticos apuesta por crear un divisionismo entre la población por su lugar de origen, al menos en el acceso a los cargos públicos. Al paso que llevan no sería de extrañar que promuevan en el corto plazo reformas para pedir carnet de identidad o nacionalidad, pero antes de hacerlo quizá les convendría– solo quizá- aprender de la experiencia que tuvo la afición mexicana con Matías, no sea que acaben vitoreando a quien tanto critican y hasta terminen aplaudiendo esa ridiculez de festejar un gol institucional con el baile del Vuoso. La expectativa también hay que decirlo es que si viene un procu de fuera no vaya a convertirse en el equivalente del Guille Franco.

La Regla 11 de juego:

Ante el desgaste que en imagen y consenso ciudadano generó el actual Ayuntamiento de La Paz al PRI, al Revolucionario Institucional le urge seguir el ejemplo del Guadalajara y llevar a cabo el relevo en su dirección técnica so pena de irse a la división inferior.  En ese proceso de reposicionamiento será fundamental el impulso de figuras que gozando de juventud, poseen un amplio recorrido en la cancha política como es el caso de Iván Terán, quien podría recibir del Senador Isaías González Cuevas la misma confianza que tuvo Vergara con Matías Almeyda para recomponer el cuadro –del Comité Directivo Municipal- no solo con el ímpetu de la edad, sino con mayor interlocución y acercamiento ciudadano, para que en los comicios de 2018 no le vuelvan a hacer al PRI de chivas los tamales.


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