Por Iván Urusquieta

No es que hayan revivido en carne propia el #NOERAPENAL, pero con la victoria lograda el pasado fin de semana por “La Roja” en el Estadio Nacional de Chile, los hinchas del PRI vivieron la historia que debió ser en la cancha electoral de sudcalifornia.

Porque aún cuando la sabiduría popular afirma que “el hubiera no existe”, los colorados choyeros suspiraron -por el triunfo perdido- cuando vieron coronarse a los rojos de San Paoli en la Copa América, aunque haya sido en penales.

Pero en el partido desarrollado acá en canchas sudcalifornianas los colores estuvieron cambiados, porque teniendo una alineación prometedora, los rojos jugaron como los albicelestes de Messi: desarticulados, sin entendimiento entre sus líneas, carentes de visión popular, esperanzados a lograr el triunfo con una genialidad de su joven capitán.

Sencillitos cual rioplatenses, los colorados no jugaron como equipo, sino a las individualidades; incluso tenían como estratega a su Tata Martino versión CEN -Consejo Ejecutivo Nacional- que se encargó de echar al equipo atrás, con una formación medrosa, defensiva, enfocada en cuidar el resultado, incapaz de despertar de su letargo al delantero estrella de su formación partidista que con sus anotaciones en 2011 estuvo a punto de ganar la copa gobernador.

“Vamos pibes hay que resistir el embate de las encuestas; apostemos al contraataque del voto duro. Ustedes boludos desborden con telefonazos y los delanteros tirale a la inseguridad para marcar a nuestro favor…” diría con sonsonete pampero el achacoso estratega.

Con un juego más enfadoso que los mensajes de UNOTv.com, la roja sudcaliforniana no tuvo gol en las urnas porque heridos en su orgullo al ser relegados a la banca, los talentosos atacantes –surgidos de ligas municipales y de torneos sindicalistas-, ni siquiera intentaron disparar a portería cuando fueron llamados al campo proselitista.

Así, con un vestidor confrontado, sin tener la mínima armonía de conjunto y con una cartera diezmada por fichajes infructuosos, los colorados sudcalifornianos acabaron más trasquilados que profes oaxaqueños en la evaluación docente. Una derrota que estaba anunciada desde que la guerra sucia les falló a los escarlatas, porque en lugar de aplicar a sus rivales azules el dedazo de Jara a Cavani, la engatillada llegó a sus propias nailon con las indiscreciones telefónicas que tuvo el refuerzo contratado en la filial cabeña.

Aunque por las pifias en su propia cancha y al observar el triunfo de la selección andina, algunos tricolores sudcalifornianos tuvieron que reconocer que en el juego electoral fueron como Chile en sartenes mexicanos, allá en el draft partidista se ha visto muy activo al promotor deportivo de apellido Porras, quien busca acomodo en los campos del piojillo para el nuevo crack de la política regiomontana que es el Pato Zambrano, con un spot grabado en pleno malecón paceño donde con solemnidad expresa su deseo de “cuac para La Paz”.

Y mientras el labioso agente deportivo afirma que la inteligencia de juego del candidato graznador es tal que podría incluso darle el pichichi electorero a los pilalos – o de malas ayudarles a pegarle al GanaGol-, los seguidores del futbol de estufa -ese que se calienta con los rumores de transferencias para el gabinete- esperan que la imagen de roedores en el PapiPan no sea premonitoria como lo fue el pulpo Paul en el mundial de Sudáfrica. Entonces sí podría candidatearse a Joseph Blatter como embajador choyero del ferplei