Huele a Muerte

Antonio Ceja

El pasado sábado 27 de junio, camino a casa, me topé con la novedad de que el vado de Fidepaz se encontraba bloqueado. Era pasada la 1 de la mañana del sábado y en las orillas de dicho vado se encontraban al menos un centenar de carros estacionados en batería. Sus dueños y pasajeros bebían cerveza y  gritaban. No logrando entender nada hasta que la luz del semáforo me marcó el “siga”, esperé a que dos autos adelante de mi se movieran para seguir mi camino a casa. No sucedió tal cosa. La luz cambió a rojo y pensé que había un accidente o alguno de los carros delante de mi estaba averiado. La luz del semáforo nuevamente cambió a verde y los autos seguían sin moverse. Opte por sonar el claxon de mi vehículo porque ya se me hacía raro tanto tiempo de espera y dos luces verdes. A la tercera vez, pude darme cuenta que la multitud de los autos varados al lado del vado gritaban y los dos autos delante de mí iniciaron una competencia de arrancones misma que terminó frente a las oficinas de turismo del estado. Regresé para ver si era solo un pique de dos personas para ver cuál de sus máquinas era más veloz y pude darme cuenta de que lo que presencié, fue uno de varias competencias de arrancones en plena carretera transpeninsular.
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