Por Víctor Octavio García
Gral. Agustín Olachea Avilés
Sí tiene quien le escriba
El pasado miércoles 11 de marzo, la Directora del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”, Elizabeth Acosta Mendía, vistió de gala a la institución al recibir el archivo particular del General, Agustín Olachea Avilés, que le entregaron sus familiares representados por su hijo y su nieto, Agustín Olachea Borbón y Agustín Olachea Nogueda, respectivamente.
Un acto republicano, solemnizado con la presencia de un contingente de militares de la Tercera Zona Militar, encabezados por el Comandante de la zona, General Juan Manuel Corona Armenta, y con la asistencia de prominentes políticos de viejo cuño y militares en retiro. Las intervenciones que hubo en el acto, las de la propia Elizabeth Acosta, la del nieto del General y la de Valentín Castro Burgoin, no podían estar menos a tono de la personalidad histórica del general Agustín Olachea; las intervenciones de Elizabeth Acosta y la de Agustín Olachea Nogueda fueron ampliamente referenciadas en diarios locales, por lo cual me ocuparé de la que pronunció mi amigo Valentín Castro, porque coincido en buena medida en los conceptos que expresó, y que son para quienes saben leer, circunstancias que se remiten más que al pasado, al presente y lo que nos pasa como comunidad.
Valentín refirió que la figura del General Olachea, debe ser ejemplo para los sudcalifornianos porque “de un origen humilde y sencillo, hombre nacido en la campiña todosanteña, que logró a base de tenacidad, perseverancia, carácter y amor a la patria, escalar los más importantes peldaños a que un hombre, mexicano, sudcaliforniano, militar y político puede aspirar”.
El general Olachea fue, y es, el sudcaliforniano que más alto ha llegado en las esferas del poder político y militar en nuestro país: Presidente Nacional del PRI, Secretario de la Defensa Nacional, y Gobernador en dos ocasiones de su patria chica, entre otros cargos públicos que desempeñó. Su paso por estos cargos relevantes no estuvo exento de polémicas, críticas y de juicios porque como todo hombre de poder, sus decisiones afectaron a unos y beneficiaron a otros. No se trata de defenderlo ni de denostarlo, cuando él ya recibió el juicio de Dios. Se trata de que la entidad necesita recrearse en su pasado, conocerlo, investigarlo, sacar experiencias, aprender de sus aciertos y evitar los errores, y creo que estos documentos y archivos que están disponibles al público, ayuda a estos propósitos. Simplemente, vale reconocer, como dijo Pablo L. Martínez, nuestro célebre historiador, citado por Valentín en su discurso, que el general Olachea fue “un nativo de esta tierra y un gran revolucionario”.
Cito otro párrafo que me pareció interesante de la oratoria de Valentín en ese evento: “¿qué haría?…. ¿qué diría? nuestro ilustre General Olachea, si viviera físicamente y tuviera fuerzas para indignarse ante los problemas actuales de un México azotado por el crimen y la inestabilidad en importantes entidades de la república; ante los millones de mexicanos que sufren de la pobreza y la miseria, del desempleo y la falta de oportunidades para mantener honestamente a sus familias; ante un conglomerado social de miles de jóvenes que padecen la enfermedad de las adicciones, de la inestabilidad emocional y de una vida sin esperanzas; ante miles de mexicanos que tienen que buscar más allá de nuestras fronteras, lo que su país no les brinda porque prevalecen inequidades e injusticias ancestrales, que pese a los grandes esfuerzos se resisten a desaparecer.
Como sabemos, el general Olachea Avilés salió muy joven del rancho San Venancio donde vivía, en Todos Santos, para incorporarse en la “bola” de campesinos que se sumaron a la Revolución Mexicana, y de ahí comenzó su carrera militar en combate contra el gobierno federal y la dictadura porfirista, algo que no cualquiera lo hacía, pues se necesitaba arrojo y valentía, y sobre todo tener el coraje necesario para buscar cambiar ahora sí que por medio de las armas, la realidad social y política que frenaba el desarrollo del país.
Desde luego que también sería exagerado decir que las circunstancias que prevalecen en el país son similares a las que indujeron al joven Agustín Olachea a tomar las armas y unirse a los revolucionarios, pero lo cierto es que como país, como estado, tenemos graves problemas que ocupan que la mayoría de ciudadanos, pongamos un hasta aquí, actuando con responsabilidad y con arrestos, para que no dejemos solamente a los políticos que arreglen la situación que por más de cuatro décadas no solo no se han desterrado los lacerantes problemas de desigualdad social, de prevalencia del estado de derecho, de abuso de poder desde el poder, sino que se han agudizado, tan solo en el rubro de la seguridad pública y el narcotráfico, y no vemos para cuando esta situación vaya a terminar. Y no se trata de criminalizar ni de ejercer abusivamente el poder policíaco y militar del estado, sino de actuar con mucha más responsabilidad para educar, concientizar y promover valores morales, éticos y hasta espirituales, cuya ausencia tienen a nuestra juventud en el filo de la navaja, en un callejón sin salida y sin esperanzas de que se puede construir un mundo mejor en base al trabajo, al esfuerzo personal, al estudio, a la honestidad, a la unión familiar y a la cohesión comunitaria, conceptos estos en los que casi nadie cree, porque la corrupción desde el poder se ha encargado de negarlos.
Discursos como el de Valentín, que en cuanta oportunidad pública tiene en medios académicos e intelectuales insiste en el tema de ciudadanizar la política, de limitar el poder, de participación de la sociedad para resolver nuestros problemas, pocas veces se escuchan de quienes tienen la responsabilidad de gobernar, y que para ello se les paga y se les paga bien; y no solo que estos exhortos se manifiesten, sino que con su actitud y sus acciones nuestros representantes y gobernantes, ajusten su trabajo en el respeto a la ley y no en burlarla. ¡Qué tal!
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com
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Merecido homenaje a un singular personaje de la historia no solo sudcaliforniana, sino peninsular y nacional, como lo es el General Olachea, orgullo de BCS; que bueno que se monten exposiciones de personajes como éste que le enseñen a las nuevas generaciones que hay ejemplos de superación personal, visión, amor a la tierra y ganas de hacer las cosas; muy estimable la familia Olachea Borbón, respetos para los cuates Agustín y Alfonso; buena labor de la Maestra Elizabeth Acosta Mendía.
Petición a: Dip. Carlos Martínez Amador
¡Deje en paz a los niños de Puebla!
El diputado Carlos Martínez Amador será desde el 9 de enero el presidente de la mesa directiva del Congreso de Puebla en el nuevo período legislativo. Desde hace meses anunció que promoverá la legalización del aborto y la modificación del matrimonio.
Adelantó que como presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política impulsará la discusión de la legalización del aborto y otros temas que el PAN, aliado electoral del PRD, ha bloqueado en Puebla.
El diputado tiene hambre de atención, y desde luego que ha calculado qué le puede traer más reflectores a costa de lo que menos le interesa. Y ha decidido que la vida de los bebés en el vientre es lo que sirve a sus intereses.
No es extraño que haya personajes de la política que intenten cobardemente esconderse detrás de estos temas para acaparar la atención. Pero esta vez no le funcionará: ¡Deje en paz a los niños de Puebla!
Para más información:
http://www.citizengo.org/es/15333-deje-paz-ninos-puebla