Crónica de la balacera en LA PAZ


  • Águilas desplumadas, felinos silenciados y chiveríos estridentes

Por Iván Urusquieta

2 - 1 upn indeco anoche en la paz 2Las goyas retumbaban en aquellos muros. Faltaban 15 minutos para que dieran las nueve de la noche, pero los jóvenes que portaban orgullosos su jersey auriazul se desbordaban en pasión al entonar ese himno a la identidad universitaria, aquella porra que tendría en la década del cuarenta una origen peculiar por ser una especie de clave para salirse a fajar al cine bautizado con el nombre de un célebre pintor español.

Estos chavos no estaban en C.U. , ni siquiera en el DeFiciente; se habían reunido en un domicilio del borrego cimarrón, un conjunto de edificios allá por los rumbos de la INDECO –en este bello puerto de ilusión- para presenciar por televisión el duelo de liguilla que sus entrañables Pumas de la UNAM disputarían contra su más acérrimo contrincante: las Águilas de Azcárraga, el América de Televisa.

Estos entusiastas aficionados pronosticaban que la velada concluiría con un triunfo en el campo de juego. Vaticinaban la victoria de su equipo –ese que con la cabeza de un feroz felino estampado en el pecho de su casaca representa en el ámbito futbolístico a la máxima casa de estudios del país, esa institución en cuyas aulas se persigue a diario la utopía de que el porvenir nacional esté sustentado en una juventud mejor preparada-, un triunfo  sobre el rival más odiado (en términos deportivos) del balompié nacional por ser la imagen viva del aforismo capitalista que afirma que “poderoso caballero es Don dinero”.

El júbilo cobraba vida en el cachun cachun rara. Las porras retumbaban en aquellos muros construidos por el INVI, pero si los sonidos son parte de nuestra realidad cotidiana, las goyas y las ráfagas de cuerno de chivo dieron cuenta de los tiempos violentos que vivimos no solo los cholleros, sino todos los mexicanos.

La perturbación ya no venía de aquella estancia, ni de los cánticos deportivos, el “como no te voy a querer” fue sonoramente polarizado por el estrépito de las AK47 que se escuchaban a unos metros de distancia. Era la acústica del terror, la reverberación de la muerte. Las detonaciones se escuchan en el patio dijo Alex –el anfitrión- quien instintivamente y con agilidad felina se echó pecho tierra, dejando contra la lona al puma estampado en el pecho de su playera blanca.

2 - 1 upn indeco anoche reporteros sin fronteras“Nos van a matar” gritó acobardado Jorge cuya fineza auditiva lo hacía creer que las ráfagas de metralla tronaban a sus espaldas. “No seas pendejo, ni que fueramos dealers” espetó Paul quien se resguardó bajo el comedor que estaba arrinconado con los sillones en ese departamento de interés social, quien ya guarecido en esa trinchera doméstica sugirió quedarse quietos y callados mientras pasaba lo peor, “al cabo los tiros se escuchan cerca, pero no tanto para que sea aquí en el cantón” concluyó.

Los balazos se extendieron por minutos y comenzaron a escucharse la sirenas en un caos auditivo que fue irrumpido de súbito por el timbrar del teléfono domiciliario. Los tres chicos pegaron un brinco del susto, pero ninguno se animó a levantarse para contestar la llamada. El aparato dejó de sonar y casi de inmediato comenzó a timbrar el celular de Alex. Era su mamá, todavía estaba trabajando – de cajera en una tienda departamental del centro- , pero se enteró de la balacera desatada entre sicarios allá por la UPN – a una cuadras de su casa- y estaba desesperada por saber de su hijo único.

“Todo esta bien ma, no te preocupes, sí se escuchan los cuetes pero ya estamos aquí tirados en el piso”  dijo el aterrorizado chavo en un intento por sosegar a su madre. “No alcanzamos a mirar el partido, ni siquiera pudimos abrir una ballena, pero aquí nos quedamos guardados pa´que te quedes tranquila” remató el estudiambre de Ciencias Políticas quien  acabó la conversación antes de que lo traicionaran las lagrimas, llegó a pensar que sería la última plática con su jefecita.

Los cuernos del chiverío que andaba suelto en esta ciudad eventualmente enmudecieron, y comenzaron a resonar con mayor fuerza las torretas policiales cuando los estudiantes por fin decidieron levantarse. “Ya estuvo no” dijo Paul y entonces se enteraron que con un certero cabezazo, Eduardo Herrara selló el triunfo del Pumas sobre la Águilas.

Sus predicciones futbolísticas se habían cumplido, pero ya no hubo gritos de júbilo, ya no hubo porras. Abrieron una ballena y le dieron un trago gordo a la cheve, más por quitarse el susto que por calmar la sed. Jorge ironizó con la violencia que se esperaba, pero que afortunadamente nunca se presentó, en ciudad universitaria por el juego de alto riesgo, mientras que acá en La Paz andaba suelta la muerte.

Paul que es el más grillero -y que le gustaba filosofar al calor de unas espumosas- dijo que ojalá en el estado y el país ocurriera lo mismo que esa noche en la cancha del olímpico universitario, porque el pueblo raso, ese que quiere avanzar en educación para tener un empleo digno y mejorar el porvenir de la familia le había ganado al sistema que con la frivolidad televisiva busca enajenar al pueblo para dominarlo y mantenerlo contento en la miseria.

Ya encarrilado, casi sintiéndose entre Menotti y Cuauhtémoc -no  Blanco el jorobado, sino Cárdenas el hijo de Lázaro-  dijo que el futbol no es justo, como tampoco lo es la vida misma, por eso muchas veces ganan los que NO lo merecen, pero en esa liguilla del futbol mexicano marcada por una nación herida por la desaparición forzada de normalistas, pero sobre todo por la impunidad del narcotráfico y la tolerancia institucional, los azul y oro dieron a la gente una muestra de que cuando se trabaja en equipo es posible reivindicar las legitimas causas populares por encima de las cúpulas del poder .

Aunque el águila cayó esa noche, la violencia silenció en Baja California Sur algunos goyas, pero la desolación que campea en el país no arrebató de aquellos tres jóvenes universitarios la esperanza de que en el futuro cercano el pueblo despierte de la larga noche de opresión y entonces sí por la raza hable el espíritu.

¡Goya, UNIVERSIDAD!


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21 comentarios en “Crónica de la balacera en LA PAZ

  1. Avatar de CARLITA CARLITA

    IVAN , GRACIAS POR ESCRIBIR ASI, HASTA QUE SE ESCRIBE ALGO BUENO Y DE EXCELENTE NARRATIVA Y ORTOGRAFÍA Y COHERENCIA!… SENTÍ QUE ESTABA TIRADA A UN LADO DE PAUL…

    WOW!!!! BENDICIONES A TODA LA GENTE BUENA DE LA PAZ, PERO SOBRETODO, A TODOS A QUELLOS QUE NO CONSUMIMOS DROGAS Y QUE PERMITIERON ESTE NEGOCIO MALDITO DEL NARCO.!!

  2. Avatar de EVA COSIO EVA COSIO

    IVAN POR FAVOR YA NO ESCRIBAS….. PERO EN ESTE MEDIO PORQUE SI TE DAS CUENTA MUY POCA GENTE CULTA LLEGA A LEER ESTO, PERO ESTA MUY BIEN NARRADO, EH???
    » QUE SABE EL BURRO DEL CHOCOLATE»

  3. Avatar de la monda peluda la monda peluda

    En tu narracion ese wey del Jorge no es dealer pero si ha de ser chemo , cuando grito nos van a matar , es porque sabe que algo trae y que el tal Paul no conoce las mañas de su amiguis …..el Paul se me figura que se puso cinquechado debajo de la mesa con los chones en los tobillos …dudo que sean pumas de corazon pues para eso hay que ser egresado de una escuela de la UNAM y por lo menos haber ido a un partido de fut americano UNAM/POLI ….la porra puma nace de un hotel de mala muerte cerca de C:U , llamado » GOYA » la palabra cachun cachun se referia al cachondeo pues la banda chilanga se iba a ese hotel a pisar a ese hotel decian vamos a «cachgundear al Goya » bueno ya aca en La Paz que se perdió el Jorge y el Paul que son los 2 que mencionas en tu cuento , se me hace que son puñales y al calor de las espumosas y despues de un «69 mutuo con popote «… ida y vuelta ……….. tuvieron un chabce de reflexionar sobre el juego america /pumas .. creeme que el marcador les valio queso pues una vez saciados sus instintos » puñalescos » todo volvio a ser tan bonito como antes …………no mames ! me recuerdas a Carlos Domingues Tapia y sus cuientos que pasaba en la XENT del Pancho King..

  4. Muy buena cronica, una gran forma de hacer periodismo apegado a la vida cotidiana y de una forma que te invita a leer, muy bien, hasta que veo en esta pagina un revulsivo a traves de las notas, gracias.

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