• De Matasanos y Negligencias

Antonio Ceja

Las instituciones médicas del sector salud se encuentran, hoy por hoy, en el peor momento de crisis de credibilidad. IMSS e ISSSTE enfrentan severos problemas no solo por la ya clásica falta de medicamentos sino que, ahora, las negligencias médicas aparecen como fantasmas que ponen en aprietos a los directivos de esas instituciones médicas.

Los casos de presunta negligencia médica van desde operaciones innecesarias hasta diagnósticos equivocados pasando por la ya tradicional lista de espera para consultar con un médico especialista lo cual puede ocurrir en los próximos tres o cuatro meses.

Desafortunadamente, la salud de los sudcalifornianos no es precisamente la mejor. Los índices de obesidad, alcoholismo, madres solteras, hipertensión diabetes y cáncer son los más elevados del país en proporción con el número de habitantes. Ante este panorama, resulta evidente que la cantidad de personas afiliadas a los institutos de salud acudan cuando la enfermedad se encuentra avanzada o cuando ya los tratamientos son inútiles.

Sin embargo, existen casos donde algunos pacientes acuden para ser atendidos por el médico familiar por un problema de salud que no tiene mayores complicaciones sin embargo, la falta de interés o el exceso de pacientes hace que los galenos consulten “al vapor” para sacar el día lo más pronto posible por lo que, en muchos casos, se receta medicamento para apaciguar el dolor pero cuando se trata de algo que puede ser grave, es donde la puerca tuerce el rabo ya que, como suele suceder, el médico familiar le pide al paciente que saque cita con el especialista la cual, como ya se señaló, puede que se la den al solicitante tres o cuatro meses después.

Entrevistado por los medios de comunicación sobre las negligencias dentro del IMSS especialmente por el caso de la señora Marlene Vinalay Abarca (BCS Noticias/8 mayo 2014) el delegado de la institución Francisco Bermúdez Almada se limitó a reconocer que, efectivamente, la persona arriba señalada se encuentra en estado vegetativo y que se sigue una investigación para determinar si existió negligencia médica. En caso de que resulte positivo, los trabajadores involucrados en este caso serían solamente despedidos.

Tan solo en lo que va del 2014, el IMSS ha recibido 72 quejas formales en solo año y medio de derechohabientes que sienten que la atención ha ido deficiente en detrimento de la salud.

Los nombres de personajes como Ricardo Alberto Ibarra Yee, oncoginecólogo, señalado en varias ocasiones por hacer diagnósticos equivocados en varias ocasiones y presuntamente por aplicar quimioterapias en su consultorio particular sin estar debidamente acreditado además de operar una institución aparentemente benéfica para apoyar a las personas con cáncer y donde los donativos se usan presuntamente para comprar medicamentos oncológicos que, curiosamente, el mismo vende o proporciona.

Otro nombre famoso es el de la doctora Marina Flores. Conocida por perpetuarse en el puesto de jefa de médicos, es la que dice quien se va  o quien se queda. Su negligencia no le permite ver la carencia de especialistas y prefiere dar plazas a sus amigos donde no se necesitan, otorgar vacaciones y otros beneficios en detrimento de la atención del IMSS.

Otro personaje que es conocido por “aplicar parejo las radiaciones” es el doctor  Liera. En un coloquio oncológico que se realizó hace un par de años en el Hotel Araiza Inn, el doctor Liera, en un ataque sin sentido ante la explicación del ponente, se puso de pie y dijo que él “le pone la misma cantidad y sesiones de radiación a sus pacientes” sin importar el tipo de cáncer que se padezca y las consecuencias de esta anti profesional manera de pensar. Resultado: insuficiencia cardiaca y daños en órganos sanos.

No es chiste ni es amarillismo como asegura el delegado del IMSS. Es la realidad de una institución cuyos logros, son, desde luego, reconocidos y divulgados pero lo cierto es que, también, se tiene que señalar las omisiones, la mayoría evitables, de sus doctores, practicantes y enfermeras quienes consultan al mayoreo como si les pagaran por paciente.

Lamentablemente, como sucede en nuestro estado, la negligencia médica es todavía inexistente, primer, porque no hay un organismo de la PGJE que investigue estos casos y, segundo y lo mas importante, tenemos un congreso lleno de diputados inútiles que no atienen las necesidades de sus representados en este tipo de situaciones donde la firma de una carta responsiva que no responsabilice al médico cuando atiende a un paciente no debe ser obstáculo para que se investigue ante la sospecha de que se actuó con negligencia.

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