ABCdario


Por Víctor Octavio García

BCS cada vez más lejos

3 - 1 presidente de la republica enrique peña nietoDice una vieja sentencia marxista que la “historia siempre se repite; unas veces  como tragedia y otras veces como farsa”. Solo mediáticamente fuimos testigos de los últimos acontecimientos registrado en el fin de un sexenio y el inicio de otro en la prácticamente inédita alternancia a la mexicana; donde unos se van y otros se quedan inexplicablemente en la alta burocracia federal, y la generalidad de los mexicanos con la cotidianeidad de los problemas añejos de una desigualdad apenas maquillada por las estadísticas en la que, salvo excepciones, la vida sigue igual.

Nada pues de lo que atestiguamos el pasado fin de semana con la asunción de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República nos resulta ajeno. La inmensa “lejanía” — no tanto geográfica sino conceptual– que nos separa de la capital del país sigue siendo exactamente la misma que imperó durante el virreinato, primero, y después durante el gobierno y los vaivenes de la incipiente nación con gobiernos y sus repetidos vaivenes a veces federales y en ocasiones de corte centralista; de asonadas militares, agresiones externas, invasiones y filibusterismos que solo esporádicamente hacía que voltearan los ojos del gobierno nacional hacía estas inhóspitas tierras.

Acabo de leer un pequeño libro, regalado por un amigo que le apasiona la historia local –Los Apuntes Históricos de Manuel Clemente Rojo, sobre Baja California Sur –escrito por el abogado peruano naturalizado mexicano y ex Jefe Político Interino del Territorio Sur de la Baja California en 1854– reproducido a su vez por el maestro Eligio Moisés Coronado.

Una lectura agradable, costumbrista, que nos remonta a la California de principios de siglo diecinueve, pero que rememora acontecimientos previos a la conquista espiritual y a los años de resistencia indígena que con sucesos extraordinarios registra la historia local pero que es ilustrativa de nuestro pasado y la transición de los grupos cazadores y recolectores, a la instauración de las misiones y el surgimiento de las rancherías, como la única manera en que aquí el proceso civilizatorio occidental pudo asentarse.

Y en esas páginas nos volvemos a toparnos con  unas características que han sido recurrentes y que han tenido un gran peso en la accidentada evolución sociopolítica e histórica de nuestra media península: la lejanía, la insularidad, la incomprensión, la escasa integración –o la resistencia a ella– con el macizo continental; es decir, vuelta a la idea aquella de la Baja California como el “brazo descarnado de la república mexicana”.

Sin duda que para hacer un balance muy preciso de los procesos que aquí se han dado, y de los juicios que de esto pueden hacerse, nos faltaría espacio. Quizás tampoco podemos decir que somos los únicos del país quienes tenemos este sentimiento y que generacionalmente hemos sufrido estos abandonos. Tampoco podemos ser injustos en el sentido de que sean inexistentes los gobiernos federales que han mantenido un interés cada vez más creciente por estas tierras. Lo que habría que valorar es el tipo de interés y los grandes usufructuarios desde el poder político y de los grupos económicos que se han beneficiado con la “mayor tajada” de toda la inversión pública federal que aquí se ha desplegado. Tan solo veamos un ejemplo hasta chusco: ¿a quienes mayormente benefició la obra tan cacaraqueada de la pavimentación, que  tan mala ha resultado tan solo en La Paz?

Pero volviendo a los inicios, intentando buscar la profundidad del concepto, hoy por hoy, Baja California Sur tiene una configuración distinta en la forma, pero en el fondo padecemos de lo mismo. Poco o nada pintamos en el escenario nacional políticamente hablando, y económicamente el capital oligopólico trasnacional ha avasallado a los pequeños y medianos comerciantes y empresarios que ya no hallan la puerta. Y esto pasa porque socialmente no hemos sido capaces de impedir este avasallamiento, porque cuando pensamos que podíamos hacerlo con la fuerza de la sociedad; resulta que fue en aquellos momentos en que pensábamos que habíamos despertado y ejercíamos nuestro “sagrado derecho al pataleo”, a los sudcalifornianos nos fue peor que antes, dígase esto de los gobiernos de 1999 al 2011. Y esos intereses avasallantes vienen por más, ahora revestidos de otros colores.

Y si algunos quisieron buscar señales en el nuevo gobierno federal de Enrique Peña Nieto, que nos ofreciera una esperanza de que nos puede ir mejor, de que los sudcalifornianos nos hemos repuesto del terrible peso de la historia local, de que nos hemos reposicionado en la correlación de fuerzas nacionales, nada más alejado de la realidad.  Seguimos “sin pintar” en el escenario nacional; no se ven los rostros ni las agallas de otro Agustín Olachea Avilés, que en sus mejores momentos fue presidente nacional del PRI, Secretario de la Defensa Nacional y varias veces gobernador en varios estados del noroeste del país; de un Chucho Castro o de una Rosaura Zapata Cano, que incidieron en la educación nacional.

Nada tenemos que hacer ante los grupos políticos que ya detentan el poder dejado por los blanquiazules, como los de Hidalgo, del Estado de México, de Nuevo León, entre otros, tan solo porque nuestra clase política no rebasa las fronteras geográficas y culturales del mar del mar Bermejo o la imponente franja fronteriza de Tijuana. Política y económicamente seguimos en el marasmo: Los “capitalistas” locales se enriquecieron con la posesión ancestral de tierras costeras para venderse y venderlas al mejor postor –como ocurrió durante la fallida intervención yanqui en 1846-48–, y nuestros políticos de diversos signos que no logran embonar con los complejos bloques de poder nacional: Unos y otros pueden ser ubicados no más allá del ambulantaje, que aquí nos garantiza, y como sociedad “seguir nadando de muertitos” donde todo cambia para que todo siga igual. ¡Qué tal!

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com


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7 comentarios en “ABCdario

  1. ¿Generacionalmente hemos «sufrido» estos abandonos?, cuales abandonos?, difiero contigo Víctor, la verdad estuvimos muchísimo mejor aislados sin que nos «pelaran» en el macizo continental, estuvimos en paz y en familia. En cuanto voltearon para acá (por culpa de Leonel y Narciso) ¿en que mejoramos?, se dejaron venir los filibusteros nacionales y extranjeros, gente muy ajena a nuestras costumbres, se colaron también los maloras que vinieron a quitarnos la tranquilidad, a invadir playas, terrenos, a construir hotelotes donde la mayoría de los trabajadores son chúntaros y oaxacos porque son mas fáciles de explotar y otros mas gandallas aún, quieren que seamos mineros tóxicos y tu reclamando hueso nacional para los políticos locales, que a lo sumo a ti te aumentarían el chayote. Despierta Víctor ya no hay generales Olachea por causa del narco, ni Rosauras Zapatas por causa de la Gordillo. Lo que debemos hacer es desearles lo mejor a los nuevos del gabinete, que logren restaurar la paz en el País, para que la gente que vino a refugiarse a Sudcalifornia, puedan volver a su tierra.

    1. Avatar de cascarabias cascarabias

      me basta con que todos los recursos que bajen al gobierno estatal de baja california sur vengan etiquetados y sean completamente vigilados para que se aplique en su totalidad para lo que sean asignados,

  2. Avatar de va que va va que va

    como se nota que no tienes notas que poner colectivo, estas lineas a nadie le importan…, ya nos aconstumbraste al cochero de politica, a los mas bajo que pueda ver y sales con esta informacion mediocre.

    1. Avatar de watcher watcher

      muy bueno tu analisis, profundo y elocuente victor, te felicito la pregunta y a la vez te reprocho la respuesta, esta ultima no se si no la quisisite mencionar o es tanta tu verguenza para describir a los sudcalifornianos actuales, llamese pueblo, llamese empresarios locales, llamese politicos, lambiscones, flojos y comodinos….tal cual esa es la respuesta que debiste dar. Simplemente la capital se ha convertido en una burda agencia de colocaciones. El empreariado local, representado por otrora familias poderosas, llamese Ruffo, Coppola etc, se encuentran en extincion (y no me refiro en cantiad), con unos herederos (mal) educados, solo para convertirse en agentes de bienes raices de sus propias herencias, el sudcaliforniano ha sido borrado de un plumazo, estamos divididos cada quien solo buscando por lo individual donde acomodarnos, sin ideologia alguna y de paso acomodar al hijo a la hija o al pariente que sea sin importarnos que llegue algun funcionario o patron de fuera para arrastrarnos ante ello…y puedo llenar cuartillas victor, pero lo demas contestatelo tu mismo…..chupate esa y esta tambien (al cabo ya es costumbre)

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