Por Eligio Moisés Coronado
- Hernán Cortés Pizarro
- Su nombre al Golfo de California
Fue su cuna la ciudad de Medellín, de la actual comunidad autónoma de Extremadura, España, en 1485. Estudió leyes en Salamanca, cuya carrera dejó inconclusa por las búsquedas de fama y fortuna que por entonces generaban la ambición de buena parte de la juventud ibérica. Con 19 años de edad se embarcó para la isla Española, que ahora ocupan la República Dominicana y Haití. Se estableció ahí como dueño de una plantación y funcionario colonial.
Con Diego Velázquez participó en 1511 en la conquista de Cuba, y luego le fue confiada una de las expediciones a Yucatán, en la cercana costa continental, con 600 hombres. En esa península halló a Gerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, sobrevivientes de dos expediciones anteriores enviadas por Velázquez; luchó contra los tabasqueños, y a su triunfo le fue entregada Malitzin o Malinche, luego bautizada como Marina. Siguiendo la costa fundó el primer ayuntamiento al que llamóVilla Rica de la Vera Cruz.
Una vez en Tenochtitlan, Cortés venció a los aztecas con apoyo del ejército integrado por los pueblos indígenas sometidos a aquéllos, que eran sujetos a tributos y entrega periódica de prisioneros para sacrificar a sus dioses.
Luego de una serie de circunstancias, el extremeño se asentó en la costa del Pacífico, y en la cuarta de sus Cartas de Relación (1524) informó al rey Carlos tener noticia de una isla situada en ese océano, y hacía referencia a las amazonas, el oro y las perlas que ahí existían; para ello envió a su costo varias expediciones al noroeste, una de las cuales llegó a lo que hoy es La Paz, como resultado del motín que encabezó el piloto Fortún Jiménez. Éste y su gente tuvieron dificultades con los nativos, sufrieron varias bajas y debieron huir nuevamente a la costa sinaloense donde fueron capturados por Nuño Beltrán de Guzmán, enemigo de Cortés. Enterado de ello, éste dispuso el viaje encabezado por él mismo a esa parte extrema recién descubierta.
Llegó a su destino el 3 de mayo de 1535, día de la santa Cruz en el calendario cristiano, y le dio ese nombre. Como consecuencia de ello, la tierra fue incorporada a la historia y la geografía universales, y le quedó desde entonces el nombre mítico de California, a partir de la Relación de Francisco Preciado, integrante de la expedición de Francisco de Ulloa, efectuada también con el patrocinio del extremeño.
En su memoria fue impuesto el nombre de mar de Cortés al golfo californiano.
El Conquistador murió en Sevilla el 2 de diciembre de 1547, a los 62 años de edad.
Colectivo Pericú cita CRÓNICAS SUDCALIFORNIANAS.
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Colectivo Pericú 
De acuerdo, la historia asi fue, mexico fue conquistado y sometido por un imperio fuerte de aquel entonces, la conquista fue dirigida por un tipo sagaz e intrepido con una cultura racista que estudio nuestros defectos como una raza desunida y clasista y con esas armas usadas a su favor logro facil adueñarse del territorio conquistado. por cierto los partidos politicos, en la actualidad, usan la misma sicologia y hacen lo que quieren una vez que estan en el poder. efectivamernte de esa mezcla racial provenimos y eso no lo podemos cambiar somos mitad indios y mitad europeos, y hablamos el español, con una importante poblacion de indio puro, que todos deben ser bienvenidos en nuestra casa. somos una nacion hispanica joven aun en evolucion con una historia riquisima tanto pre-hispanica como contemporanea que bien pudiera ser fuente inagotable para temas de peliculas de hollywood. segun mi pensar es momento de dejar atras ese rencor ancestral por nuestros origenes y declararnos como una raza nueva «La raza mexicana». a la chingada esas clasificaciones de mestizo, sambo, criollo, oaxaco, indio patarajada, tahualila, pinche naco … etc, etc; simplemente nueva raza llamada mexicano, orgullosamente mexicanos, fuertes, poderosos, autosuficientes, inteligentes y talentosos… y sobre todo unidos en una misma causa: el bienestar general, si el vecino de enfrente es próspero, que bueno! …. saludos
Excelente artículo felicidades a su narrador. ELIGIÓ CORONADO
Dr. Inzunza
Pues si no fuera por los conquistadores y colonizadores, nuestros ancestros gachupines, los nativos peninsulares todavía anduvieran en el monte desértico correteando cachorones y güicos para medio comer…
Ya cansan estas «cronicas» del señor Coronado. No son investigaciones propias, sino pedazos de otros escritos, que el mutila y de los que no da ninguna referencia bibliografica, pretendiendo que son escritos por el. sI es «Historiador» y «Cronista», como pretende, que nos muestre «su» trabajo y no estos mini resumenes, como para clase de maestro flojo.
Tienes toda la razón. Toda conquista, ocupación o ganancia acosta del prójimo suelen ser bases de presiones e injusticias, muchas de ellas lamentables. Por otra parte esos gachupines son también parte de tus, nuestros, ancestros. La historia da extrañas consecuencias y los mexicanos deberíamos de aprender a aceptar nuestro origen mixto. Por ejemplo, los españoles no conquistaron México (que en aquel entonces no existía como tal), sino que se valieron de los odios creados contra los Aztecas, dominantes (muchas veces crueles) de muchos pueblos (totonacas, tlaxcaltecas …) y , basados en trucos y triques (por decirlo) ocuparon el poder, para retenerlo tres siglos. Esperemos que los poderes que ahora existen en México no duren otro tanto. Por otro lado, de los pericúes, guaycuras y cochimíes que ocupaban este país (que aparentemente tampoco son los primeros pobladores de la península) no quedan rastros. Resultado: todos los que habitamos en esta tierra tan querida somos invasores… al menos cuidémosla bien (cosa que muchos no hacen) y VIVA BCS.
siempre me queda la duda si este tipo de expediciones donde «supuestamente» nos descubrieron a los sudcalifornianos son de festejarse o lamentarse, cuando llega el invasor y es a base de exterminio cuando se impone para lograr sus fines y luego llamarnos «descubiertos» y conquistados pues no es como para agradecerse, mas cuando hay sangre derramada de nuestros ancestros por estos gachupines.