ABCdario


Por Víctor Octavio García

Lluvias

  • Daños
  • Control de daños   

Las precipitaciones que se han registrado en los últimos días han traído alegría y esperanzas para los golpeados rancheros que medianamente se han sobrepuesto a la sequía, pero también más que agua también han traído dramatismo puro de parte de autoridades, especialmente del gobierno, que sin estar plenamente justificado se apresuró a solicitar al gobierno federal la declaratoria de zona de emergencia en La Paz, sin siquiera tener la gentileza de avisar al gobierno municipal, y menos contar con el dictamen técnico de la Comisión Nacional del Agua, por lo que dicha declaratoria de “emergencia” después de la sorpresiva solicitud deja mal paradas a las autoridades locales, cuando todos sabemos lo tortuoso que representa para las entidades contar con los recursos del FONDEN para  atender a los damnificados. Ciertamente los cinco  ayuntamientos del estado se encuentran en emergencia, pero no por la ocurrencia de desastres naturales, sino por lo desastroso que han sido, en lo general, en el manejo de los presupuestos. Y esto no se arregla con una declaratoria de emergencia natural, sino con decisiones de fondo, estructurales que permitan generar una verdadera administración municipal, ni tampoco con paliativos como los que se han emprendido como las restructuraciones de deuda pública, pues lo único que se hace es renegociar para posponer el pago de cientos de millones de pesos y lograr así una oxigenación pasajera, que más temprano que tarde volverá a hacer crisis.

Exagerar los daños para sacar raja ha sido una práctica recurrente de los gobiernos estatal y municipal, y no de ahora, sino de siempre. Tan solo recordemos cuando han ocurrido desgracias como la provocada por el ciclón Liza en 1976, y más recientemente con el Juliette, en la cúspide del leonelato. En el primer caso, se contó con una formidable ayuda internacional y nacional, pero los que disfrutaron las ayudas fueron los mismos que debieron de haberlos repartido a los damnificados, es decir, la gente del gobierno, algunos de los cuales hasta salieron con almacenes de materiales de construcción, medrando desde luego con la necesidad de la gente. En el caso del Juliette, muchos de esos materiales y recursos sirvieron para remodelar ranchos de los consentidos en ese entonces. Inútil es mencionar quienes fueron los más beneficiados con estos desastres naturales y las declaratorias de emergencia; la gente del poder, los mismos de siempre. Pero nunca ha pasado nada, y ahora, seguramente, otros nombres, pero la misma casta será la beneficiaria. Ya veremos como los recursos fluirán con mayor rapidez otro municipio, y quienes mayores ventas y facturas expedirán serán los consentidos que proveen al gobierno.

Por eso la sociedad se escandaliza, pero no pasa de ahí. Ya el gobierno en turno nos tiene medidos. Van a gritar unos días los mismos de siempre, pero a la gente se les va a olvidar, y más si se les avienta con un paquete de material, algunas cobijas y despensas y lámina de cartón, sobre todo en los barrios más necesitados. En suma, lo mismo de siempre.

La lluvia es buena en muchos sentidos, porque el agua es la vida, especialmente en zonas como la nuestra donde el ingrato es el cielo, no la tierra. Y es una bendición que llueva. Pero sus efectos son destructivos en nuestras calles porque parecen pintadas de chapopote, llenas de baches por la mala calidad de los materiales, con que las hacen. Y exhibe el pésimo sistema de drenaje y red de agua potable, que por donde quiera revientan con las sabidas consecuencias para la salud. Nos recuerdan lo que nos falta, urgentemente en la ciudad de La Paz: cambiar la red vieja y derruida del agua potable y del alcantarillado; un sistema de drenaje pluvial, porque con una sola lluvia la zona urbana queda convertida en un muladar. La lluvia exhibe a las autoridades corruptas, a los constructores consentidos del gobierno que se prestan comisión por delante para ganar las obras. Y si lográramos saber todo lo que se ha gastado en la pavimentación, el bacheo y re-encarpetado, en reparar el drenaje y en la red de agua potable, ahí si nos escandalizaríamos, porque alcanzaría para construir lo mismo, pero bien hecho, por lo menos dos veces. Todo esto es un monumento excelso a la corrupción que ha imperado en el estado desde su nacimiento en 1974. Y no hay quien se salve.

A ciencia cierta nadie sabe de qué magnitud son los daños en esta semana de lluvias, ni cuando serán reparados. Apenas la semana pasada el gobernador del estado entregó acciones de vivienda proveniente de recursos del FONDEN destinados a resarcir los daños causados por el paso de un huracán de hace dos o tres años.

Tal parece que el “control de daños” al que recurren las autoridades no es tal, sino un vil montaje escenográfico en el que se escudan para justificar su falta de resultados; con lluvias y sin lluvias persisten las mismas deficiencias de siempre en agua potable, recolección de basura, seguridad pública y alumbrado público. La verdadera declaratoria de emergencia está en estos temas, en el del capítulo mil, por ejemplo, –pagos de sueldos retrasados– que no es por las lluvias, pero tiene un excelente argumento para que el problema siga sin resolverse.

Creo que el problema no son las lluvias, sino otros: las autoridades actuales que tanto prometieron auditorías y acciones legales. Más que instalar “controles de daño” cada vez que llueve deben aplicarse en lo que han dejado de hacer y en lo que hacen y lo hacen mal. Un dato que contrasta: ninguno de los cinco alcaldes actúo en contra de sus antecesores que les heredaron deudas impagables y compromisos incumplidos y ahí están las consecuencias; administraciones sin resultados y lo que es peor, sin posibilidades de dar resultados.

A más de año y medio instalados en las alcaldías nadie les cree el cuento de que no hay dinero porque se lo llevaron sus antecesores. Quizás por esa elemental razón recurren a exagerar los daños para justificar su falta de resultados; voltear para atrás y echarle la culpa a sus antecesores y al pasado no tiene mayor efectividad.  ¡Qué tal!.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com


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5 comentarios en “ABCdario

  1. Avatar de peñamiento peñamiento

    Esta bien que estemos en contra de la corrupcion de las autoridades, pero tambien necesitamos recursos economicos para arreglar las calles que estan llenas de baches, si todo el tiempo criticamos alas autoridades qe no trabajan,,, sin recursos menos,,,que se vea algo de nuestros impuestos

  2. DE QUE LAS LUVIAS ESTAN OCASIONANDO DAÑOS, CLARO QUE SI….ES UN DESASTRE LAS CALLES DE NUESTRA CIUDAD….MAS EN LOS PRINCIPALES ACCESOS A LAS DIFERENTES COLONIAS Y BOULEVARES…EL BOULEVARD SANTA ROSA UNA DE LAS VIAS PRINCIPALES QUE COMUNICA A VARIAS COLONIAS ….EL PINO PAYAS ….LAS CALLES DE SANTA FE….Y DE PASADA QUE PONGAN EN CONDICIONES LAS DE LA UNIVERSIDAD POR DONDE PASA EL TRANSPORTE…POR NOMBRAR ALGUNAS….LAS DEL CENTRO DE LA CIUDAD NI SE DIGA….OJALA QUE SE INVIERTA ESE DINERO EN TODOS LOS DAÑOS QUE ESTAN CAUSANDO ESTAS LLUVIAS….Y TODAVIA VIENEN MAS….QUE BUENO QUE EL GOBIERNO DE COVARRUBIAS HIZO LA SOLICITUD AL GOBIERNO FEDERAL…..HAY UN CHINGO DE DAÑOS, NO SE QUE ES LO QUE LE INCOMODA A ESTE REPORTERO….AL CONTRARIO BIENVENIDOS LOS RECURSOS ECONOMICOS A NUESTRO ESTADO…PARA LO QUE SEA…EN POCO TIEMPO EL GOBERNADOR COVARRUBIAS HA LOGRADO MUCHO APOYO DE LA FEDERACION EN BENEFICIO DE TODOS….ESPEREMOS A VER SI CON PEÑA NIETO VAMOS A TENER ESE MISMO APOYO….BIEN POR EL GOBER…AUNQUE MUCHOS CABRONES NO LO ACEPTEN…

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