El cronista visual del Siglo XX


  • Héctor García y su relación Con Baja California Sur

Por Alfonso Gavito

La Paz, B.C.S.- El sábado falleció en la Ciudad de México  Héctor García, una leyenda de la fotografía mexicana. A los 88 años su corazón dijo hasta aquí. Don Héctor García acumuló en sus casi 9 décadas de vida todos los premios habidos y por haber. Hace pocos años, ante una presión de importantes grupos culturales le dieron el Premio Nacional de Ciencias y Artes que de alguna manera se lo habían regateado a lo largo de su fecunda existencia.

Don Héctor deja un gran legado para la fotografía mexicana, sobre todo en el Siglo XX. Alumno de Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa, ellos se convirtieron en el triangulo que permitió recoger a través de la lente la imagen de un México de colores, aunque fuera fotografía en blanco y negro.

Por qué recordar a Héctor García en Baja California Sur. Pocos saben que es el fotógrafo que acompañó a Fernando Jordán en su aventura en la península californiana, o más bien en una parte de ella. Existen en la obra de Jordán infinidad de fotos tomadas por García en diversas partes de Baja California y Baja California Sur, sobre todo en el trabajo de Jordán denominado el Mar Roxo de Cortés.

Tuve la gran oportunidad en marzo de 2001, como Director General del Instituto Sudcaliforniano de Cultura de realizar una semana de homenaje a Fernando Jordán. Reeditamos El Otro México en acuerdo con la Universidad Autónoma de Baja California Sur, con un ameno y muy rico estudio introductorio de un jordanologo, el Maestro Felipe Gálvez.

Dentro del homenaje, uno de los invitados fue Héctor García. Me relató sus vivencias a fines de los 40 en Baja California, de sus largas charlas con Jordán y del trabajo realizado para la Revista Impacto, de donde en 1951 surgió El Otro México.

Fueron tres apasionantes días de plática con Héctor García. Recordó a La Paz, preguntó por personajes locales, la mayor parte de ellos ya fallecidos. César Atilio Abente, El Che, fue uno de ellos. Otro el Chito Jofroy.

Nos contó a un grupo de amigos de las decenas de fotografías que hizo de Jordán y que se encuentran en su archivo en el Distrito Federal, que para esa época el calculaba en cerca de un millón de fotografías realizadas “a todo mundo en todo el mundo”. Él se autocalificaba pata de perro, porque, nos decía, tomaba su cámara y salía a la calles in rumbo  a recoger imágenes, que en un 99.9 por ciento eran arte.

Cuando surge la invitación a mediados de marzo de 2001, Don Héctor andaba en los 77 años. Su esposa, a quien no conocíamos, nos dio recomendaciones diversas sobre el cuidado de la salud: “Mire: no debe de  comer  mucho….No debe de comer pesado…. Que se tome sus medicamentos a la hora…. Que no se desvele”, y otras  peticiones que nos solicitaba para que cumpliera los cuidados que un hombre de su edad debe de tener. Don Héctor viajó en solitario, y él quedó en manos del equipo de trabajo del Instituto Sudcaliforniano de Cultura en aquella época, que cumplió su cometido de regresar a la Ciudad de México al artista sano y salvo.

Al tiempo recuerdo que Héctor García comió mucho, sobre todo tacos de pescado y camarón, con sus respectivas salsas  una que otra cerveza y tequila, y creo que no se desveló en su retorno a Baja California Sur en 2001. Rendimos a su compañera un parte “de sin novedad”.

Pregunta obligada: ¿La obra sobre Jordán, sus fotos?.   Se encuentran en el archivo hay que buscarlas, nos dijo, destacando el interés personal sobre Fernando Jordán.

La semana de Jordán fue interesante, presentación de la edición que rehízo Aidé Grijalva de la UABC prologada por Gálvez.  Guardia de honor en la tumba en Los Sanjuanes. Homenaje en la escuela Primaria Fernando Jordán en donde se declamó Calafia por los niños y que en el presídium se encontraba un emocionado Héctor García.

Los recuerdos quedan, y Don Héctor ya toma fotos desde las alturas a ese México que caminó durante décadas.


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